Por Maru Lozano
Varios sinónimos tiene esta palabra pero el que más llama la atención es “coacción” porque biológicamente es la interacción de dos especies y en derecho es un término empleado para imponer el cumplimiento de la ley o para obligar a alguna persona que realice o deje de realizar una conducta determinada.
Quizá nada más nos quedamos con el hecho violento, olvidándonos que para que exista la crueldad, se necesitan dos y si seguimos con vida después del arrebato, hablar y denunciar es lo que ayuda.
“Mi esposo me pega pero dice que es para educarme”. “Yo golpeo a mis hijos porque de plano me sacan de mis casillas”. “Mi mujer me dice cómo vestirme”. “Mi papá me dejó de hablar un mes”.
¿Todo esto es violencia o nomás los trancazos? La respuesta es todo. Hay varias formas de herir ejerciendo el poder por medio de la fuerza física o psicológica.
Está la violencia que prohíbe, que condiciona, que intimida, con actitudes devaluatorias, de abandono, burlas y demás, no nada más es entre la pareja, puede estar en la familia, trabajo, amistades o en empleados que nos atienden.
La manera de identificar si estás viviendo una situación de violencia es cuando te sientes en total desventaja. Tú no eres responsable ni tienes la culpa de no cubrir las expectativas ilusorias del otro y tienes que poner un alto.
En casa se vive y ejemplifica el peor de los bullyings, evitemos ser el centro promotor de eso y promovamos el respeto.
Uno de los abusos que luego no detectamos es el sexual entre parejas, no es a fuerza ni como la otra parte diga.
El acto placentero tiene que ser compartido y no se puede forzar, ni te pueden obligar a no usar preservativo… ¡Se puede denunciar!
Si eres joven y alguien de tu familia te toca o te mira de un modo que te hace sentir incomodidad, dile que lo vas a denunciar. Aunque te quiera echar la culpa, no hagas caso y ve con el adulto que más confianza tengas. No es obligatorio ceder ante los mayores corporalmente hablando.
No es posible que México viva bajo la cultura del “aguante” y sea tan sumiso ante el maltrato. Habrá que cambiar el hábito y recurrir a dos fuentes: a un terapeuta y al ministerio público. ¿Sonó exagerado? Checa en internet el “violentómetro”.
En 2009, el Instituto Politécnico Nacional diseñó este semáforo de la violencia que ayuda a que prevengas subir al siguiente nivel si andas permitiendo el anterior.
El chiste es que rompas con el ciclo que te está desgastando emocionalmente, que recuperes tu fuerza y que se puede recurrir a gente positiva.
Acuérdate que el ciclo de la violencia es: tensión-explosión-reconciliación. Y basados en la reconciliación volvemos a empezar el círculo vicioso.
Como siempre, contacto visual y hablar es nuestra arma. Decir: “Hasta aquí llegas, voy a reportar esto…” Siempre habrá una autoridad sobre quien nos está maltratando y más allá de esa autoridad está otra o bien, reunir gente creando una fuerza mayor para ti.