Y usted ¿a qué vino?: Vinos de interés social

Son rumores, son rumores, dice la canción, y a lo mejor exageramos pero en este país de las maravillas más vale exagerar que quedarse a medias, porque los que se andan por lo oscurito no pierden el tiempo ni la oportunidad.

Yo no lo sé de cierto, como diría el poeta de los enamorados, pero de que el río suena es que agua lleva. Yo nada más les digo que a mí no me late un Valle de Guadalupe con viviendas de interés social, ni de interés medio, ni de interés residencial. Bueno, ni siquiera de interés pirrurris. Yo estoy convencido que el Valle de Guadalupe tiene desde siempre vocación agrícola y, si me apuran tantito, eminentemente vinícola.

A todos los que quieren y aman el vino les pido, a través de este medio, que apoyen la iniciativa que lleva por nombre: “Por un Valle de Verdad” y es que la verdad, puestos a pensar y a reflexionar, en una entidad como ésta, es decir, en un municipio del tamaño de Ensenada, dicho sea de paso el más grande del mundo según el registro Guinness y según nuestros propios cálculos, ¿por qué tendrían que meter desarrollos habitacionales en una zona así de frágil, tan vulnerable y tan fantásticamente vinícola como ésta? Tres mil hectáreas de viñedos producen nuestros mejores vinos en un estado que tiene cinco millones de hectáreas.

Vayan por favor a poblar áreas agrestes y desconocidas, sigan los pasos de los primeros misioneros, asienten sus reales en destinos inescrutables,  inventen nuevos municipios, colonias y delegaciones pero dejen las zonas vinícolas en paz. A los que gobiernan estas tierras, si no es mucho pedir (que sí lo es), un poco de congruencia y sentido común. Respeto al uso de suelo, seguridad jurídica para quienes invierten en los valles de Ensenada, rechazo a quienes explotan o quieran explotar estas tierras dañando el frágil ecosistema de la región y vulnerando el equilibrio ecológico de la zona a través de dudosas concesiones de políticos sin escrúpulos ni sentido alguno de la identidad.

Yo quiero ver a los nuevos gobernantes de la entidad salir a defender la causa de esta seña de identidad que tenemos el privilegio de representar, es decir la cultura del vino mexicano. Apenas tomen posesión el gobernador electo y el nuevo presidente municipal del municipio más grande del mundo, queremos escuchar qué quieren hacer en pro del vino bajacaliforniano, sin falsos rollos ni demagógicas propuestas, que de eso ya tenemos camino andado.

En el 2009 tuve la oportunidad de sentarme a platicar con el entonces diputado Francisco Vega, hoy gobernador electo, acerca del escabroso tema de los impuestos al vino mexicano. Es probable que él no se acuerde pero yo no perderé la oportunidad de buscarlo y recordarle que, muchos bajacalifornianos involucrados en la industria vinícola, estaremos atentos a las iniciativas y propuestas que conoció y alentó siendo el encargado de la comisión de la industria vitivinícola de nuestro país.