Por Daniel Salinas Basave
La polémica es inevitable. Cada año, el Gobierno federal reparte una determinada cantidad de becas de los creadores artísticos de diversas disciplinas y por regla general siempre hay inconformidades en torno a los pocos elegidos y los muchos excluidos. A la hora de inscribirse en la convocatoria, los aspirantes deben presentar un proyecto artístico a desarrollar en el próximo trienio.
Los beneficiados entran al Sistema Nacional de Creadores de Arte lo que les garantiza recibir durante los próximos tres años 29 mil pesos mensuales. Hasta ahora, la forma en que se otorgan estos apoyos ha sido discrecional y opaca, por decir lo menos. Lo único que tenemos derecho a conocer es el nombre de los creadores que serán beneficiados, pero no sus proyectos ni tampoco las razones por las que los jueces eligen a unos y descartan a otros. Es decir, los mexicanos no tenemos derecho a conocer a fondo el contenido de un proyecto artístico que financiaremos con nuestros impuestos durante un trienio.
No estamos hablando del reparto de invitaciones a una fiesta privada, sino de asignación de fondos públicos. Así las cosas, el gusto personal de un juez, o en algunos casos su descarada amistad con alguno de los solicitantes, puede llegar a ser determinante a la hora de elegir y no hay manera de impugnar o por lo menos solicitar que se explique a detalle el por qué se eligió a determinado proyecto. Cuando de uso de dinero público hablamos, la mejor solución es ser tan transparente como una laguna caribeña. Enlisto a continuación unas cuantas propuestas.
- Desde el momento en que se cierre la convocatoria, se debe publicar en la página de Fonca una lista con los nombres de todos los aspirantes y sus respectivos proyectos. Todo ciudadano debe tener la posibilidad de conocer los proyectos tal como fueron presentados. Al inscribirte aceptas que tu proyecto sea público y pueda ser consultado en línea, lo mismo que tu hoja curricular.
- Los jurados se determinan por sorteo.
- Las sesiones de los jurados deberán ser grabadas, como sucede en algunas entidades con las licitaciones públicas. Los jueces deberán calificar cada uno de los trabajos presentados y justificar frente a la cámara, con argumentos claros, las razones por las que se elimina o selecciona.
- Es necesario poner un límite a los becarios eternos. Quien ya recibió el beneficio debe dejar pasar al menos tres periodos para volver a competir y debe haber un tope. No recibir la beca más de tres veces.
- Se debe garantizar que el becario dedicará la mayor parte de su tiempo a la realización de su proyecto. Es decir, será un creador de tiempo completo. Para eso se le paga. No le puedes dar la beca a quien tiene un empleo o una responsabilidad que absorbe la mayor parte de sus horas. No le puedes dar 29 mil pesos mensuales de nuestros impuestos para que trabaje un proyecto en sus ratitos libres.
- Tomando en cuenta que por tradición una gran mayoría de los becarios son habitantes de la Ciudad de México, se debería aplicar un criterio de equidad geográfica. No puede ser que sólo en la capital haya creadores de arte con la calidad suficiente para ser incluidos en este sistema de becas.