Por Jorge Alberto Gutiérrez Topete
A partir de que escribí la columna de la semana pasada donde comentaba porqué no es necesario un proyecto ejecutivo para licitar la concesión de alumbrado público, me puse a pensar sobre otras opciones para atender la problemática.
Me queda claro que el problema del alumbrado en nuestra ciudad es multifactorial; tenemos mucho equipo instalado que funciona pero consume mucha energía, además de haber heredado una gran cantidad de luminarias que no funcionan o no iluminan correctamente, aunque algunas podrían ser de reciente instalación y de bajo consumo.
El origen de la problemática es complejo y el análisis y diagnóstico requerido para proponer una posible solución, tomaría mucho tiempo si es que quisiéramos elaborar un verdadero proyecto ejecutivo antes de licitarlo, retrasando la posible ejecución por varios meses. De hecho, la mayoría de los comentarios relacionados a la concesión, dan por hecho que el objetivo es sustituir el total de las lámparas por nuevas de menor consumo, mejor desempeño y mayor durabilidad y que el derecho por alumbrado público (DAP) hoy recaudado a través de los recibos de CFE, pague la sustitución, el mantenimiento y el consumo de energía en su totalidad de ser posible.
Sin embargo, creo que se nos olvida un importantísimo aspecto que es el tema del calentamiento global y las emisiones de gases de efecto invernadero producidas para generar la electricidad que consumimos en las ciudades y muy particularmente, para alumbrar en las noches nuestras calles. Cabe resaltar que en nuestra ciudad, el 100% de la energía que utilizamos se origina de procesos que consumen derivados del petróleo aportando gases al calentamiento global y según lo propuesto por el ayuntamiento y otros, perpetuarían lo mismo, aunque con menor consumo y contaminación ambiental.
Desde hace 7 años, nuestra vecina capital del Estado, Mexicali, utiliza para alimentar su sistema de alumbrado público 80% de energía de origen eólico. Acertadamente, en una alianza entre el gobierno estatal, su comisión de energía y el gobierno municipal, se instalaron 5 aero generadores en La Rumorosa con capacidad de 2 megawatts cada uno para producir hasta 10 MW. Ademas de alumbrar por las noches la ciudad, hay un remanente que permite subsidiar el consumo de energía de alrededor de 35 mil familias en condiciones de vulnerabilidad durante los duros meses de verano.
Es claro que esta probada propuesta podría servir de inspiración para presentar una mejor solución al problema de nuestra ciudad, y bien podríamos partir de la amplia disponibilidad de este recurso renovable -el viento- de la que goza nuestra región y así, entrar a un proyecto de auto abastecimiento buscando reducir considerablemente el costo real de la energía necesaria para alumbrar la ciudad con el flujo previsto de la recaudación del DAP tanto para cubrir la inversión necesaria, como para su operación. Ademas, podrían haber ahorros importantes con los que lograríamos reparar y modernizar las lámparas que no sirven, así como ampliar la cobertura al 100% de la ciudad y eventualmente, sustituir paulatinamente todas las lámparas por unas más eficientes. Con un proyecto así, lograríamos una solución sustentable y económicamente benéfica para todos.
Pero nuestra realidad es otra, y en ocasiones los proyectos políticos y económicos no están alineados con las mejores prácticas y el bien común, aún cuando las ideas originalmente inspiradoras fueron creadas en nuestra región. Esperemos pacientemente a una verdadera y honesta solución.