Tres días así nomás

Por Maru Lozano Carbonell

En México, cuando tienes enfermedad general, la empresa te va a pedir que vayas al Seguro Social para justificar tu inasistencia. Si ahí, el médico te vio malito, te puede dar tres días o más de incapacidad, ¿cierto?

Si eres afortunado por contar con el IMSS, cosa que no debería considerarse fortuna sino un derecho, checa en línea tus semanas cotizadas dando clic en el cuadrito que dice “Reporte Detallado”. Ahí te aparecerán todos tus patrones, el salario con el que te tienen en IMSS y demás.

Cuando vi mi historial de semanas cotizadas me fui de espaldas al saber que empresas anteriores no me habían capturado mi salario real. Ahora que me enfermé, fui afortunada porque donde estoy me tienen dada de alta correctamente.

Estando muchísimas horas en IMSS, platiqué con algunas personas que estaban muy tristes porque, además de tenerlos dados de alta con un salario menor, su incapacidad por enfermedad general no cubre los tres primeros días de incapacidad y a partir del cuarto día, pagan sesenta por ciento del salario registrado.

La ley no obliga ni al empleador ni al Seguro Social, a pagar los tres primeros días de incapacidad. ¡Qué terrible! Porque la empresa te descuenta el salario real, ¿por qué no te descuenta con lo que te tienen registrado o ya de perdida que pagaran el sesenta por ciento? ¡Totalmente injusto!

Si es maternidad o la enfermedad fue por riesgo de trabajo pues ahí sí pagan al cien por ciento.

Cuando yo me enfermé hace pocas semanas, literalmente no pude acudir cinco horas a unifila porque como sabrás querido lector, no encuentras cita hasta como en un mes. Si vas a urgencias, te atienden pero no te dan nada formalmente escrito para tu trabajo.

Ya que estuve mejor, dos días enteros me la pasé en la unifila por más de cinco horas sin éxito. Lo que enoja un poco es que puntualmente se descuenta del salario la cuota al IMSS. Esa sí se rebana con prontitud.

¿Cómo se puede ser justo con el trabajador que, encima de estar enfermo, se le atiende tarde y se le descuenta mucho dinero? Claro que la empresa no recibió nuestro servicio, pero si a la ley nos ceñimos, entonces será difícil que el empleado “se ponga la camiseta”, regale tiempo y recurso extra para llevar a cabo su labor y como resultado, habrá frío extremo en la relación.

Cuando un empleado siente que no lo valoran en su trabajo es por este tipo de cosas aunadas a la falta de reconocimiento. Entonces comienza a sentirse estancado, que la comunicación es unilateral, se siente defraudado en las expectativas, no visualiza posibilidad de crecimiento o si la visualiza, tener que ser parte de aquel que usa la guillotina, pues con desánimo, se echa para atrás. 

Si el empleado que está recuperándose de una enfermedad se decepciona, sentirá un desajuste entre su puesto y él como persona, como que ya no cuadran los valores. Otra manera de decepcionarnos es cuando la empresa tiene líderes que su gestión no la llevan a cabo bien.

Sería buenísimo contar con un servicio de Mediación en la empresa para dar espacio a ambas partes, saber cómo se sienten y llegar a un acuerdo si es que, tanto la empresa como el trabajador valen la pena.