Por Maru Lozano Carbonell
¿Te han engañado? A infinidad de parejas les ha pasado y un gran número de ellas lo esconden, esto sucede porque en el fondo se siente culpabilidad. Muchas personas piensan ser muy poca cosa y por su pequeñez ante las demandas del otro, “ceder” se vuelve su mayor cualidad. Sin embargo, aquellas que están convencidas de merecer lo mejor, no dan pie a una segunda oportunidad.
Se considera que la infidelidad es una traición y normalmente adjudicamos la culpabilidad a la persona infiel, aunque en realidad, si cambiamos la culpa por necesidad, caeríamos en cuenta que el resultado de una crisis en determinado momento, puede impulsarnos a la búsqueda de otros satisfactores sexuales, emocionales o intelectuales.
La infidelidad no sucede espontáneamente, siempre surgen motivos que la provocan y los especialistas coinciden en que en todos los casos, se intenta satisfacer alguna “carencia”.
Se dice que cuando la pareja no satisface nuestras necesidades, entonces uno busca llenar ese hueco. Yo creo que todo ser humano tiene necesidades que requiere satisfacer en todos los ámbitos, pero no se vale pasar por encima del sentimiento de parejas, hijos, padres y familia para sentirnos “llenos”.
La infidelidad no siempre se da con personas, a veces somos infieles usando la comida, el trabajo, los hobbies, el gimnasio, la socialización exagerada, el sueño y no por eso estamos satisfaciendo las necesidades, pero las estamos evadiendo y con eso provocamos que nuestra pareja sienta “abandono” y entonces comienza la búsqueda de satisfactores y así sucesivamente la cadenita que aprieta y encierra.
Buscar ayuda profesional y espiritual sería excelente para madurar el tiempo y la manera de abordar a la pareja. No todas las situaciones terminan en separación, es posible que, con disposición para obtener una guía especializada, la comunicación y expresión de necesidades fluya y la vida de ambos se reconstruya en compañía. El perdón es un acto espiritual, psicológico y corporal que requiere voluntad y un tiempo para procesar.
La solución a nivel personal-individual es buscar fuentes dignas que nos hagan sentir plenos, empezando por delimitar y fijar un tiempo para la propia persona. Hay que cubrir todas las áreas de nuestro desarrollo como son nuestro físico, nuestra salud, nuestra relación amistosa, nuestra proyección educativa, de trabajo o labor social, nuestros pasatiempos para así atender con otros ojos a esa pareja que ahí está junto a nosotros y segura estoy que le veremos con afecto y no con “el defecto”, advirtiendo su potencial y ya sin exigir lo que por fuente estaba justo dentro de nosotros mismos.
Simone Weil, activista y filósofa francesa ha dicho que la infidelidad tiene que ver con el anhelo e igual podría conllevar una forma de contrarrestar la desilusión, la frialdad, el vacío o bien, estar ligado a fantasías, ilusiones, venganza o rabia.
Será esencial poner atención a cómo funcionan los dos seres por separado y cómo se llevan en pareja colocando entre paréntesis la infidelidad. Es que hay que comprender cuáles son los patrones individuales que se encuentran envueltos en la situación. También, hay que descubrir cómo estos se encajan entre sí desencadenando mecanismos que hieren a la pareja.
No le cargues al otro el trabajo que debes hacer en ti, ni permitas que pisen la labor que estás haciendo para ti. Lo que funciona prospera, lo que no, camina por otro lado.