Tamales para migrantes

Tijuana.- Después de ser deportada de Estados Unidos, Esther Morales recibió ayuda por parte de las madres en el Instituto Madre Assunta, lugar dedicado a brindar apoyo a mujeres y niños migrantes. Por lo mismo, al establecer Morales su negocio de tamales, cada Navidad regala comida al centro en agradecimiento, además de ayudar a las personas que pasan por una experiencia similar a la suya.

Este 24 de diciembre, Instituto Madre Assunta tuvo su posada donde se sirvieron los tamales obsequiados por la microempresaria, así como atole de guayaba que llevó la escritora Martha Escobar. Previo a la cena, las alrededor de 30 personas celebraron una misa para dar gracias.

Hace ocho años, Esther Morales fue deportada y sin conocer Tijuana se estuvo quedando en hoteles, hasta que recordó un episodio del programa Sábado Gigante con Don Francisco,  donde en la sección de “cámara viajera” visitaron el Instituto Madre Assunta.

Llegó a este lugar, donde le dieron casa, comida y vestido; desde entonces quedó muy agradecida con la encargada, la madre Adelia Contini, y el resto de la gente que ahí labora, por lo que no se ha alejado.

Esther Morales vivió 20 años en Estados Unidos, a donde llegó desde Oaxaca con la intención de buscar una vida mejor. Allá nació su hija, que actualmente tiene 23 años de edad y está en Los Ángeles terminando sus estudios.

Tras nueve deportaciones, se estableció en esta frontera por su hija.

“La razón por la que me quedé en Tijuana fue por mi hija, para verla más seguido, está más cerca, Oaxaca está más lejos, pienso que nunca hubiera visto más a mi hija, la distancia esta difícil y aquí tan siquiera la veo cada mes”, dijo.

En Estados Unidos dejó también a hermanos, primos, casi a toda su familia, muchos de quienes cruzaron también en aras de una vida con mayores posibilidades.

Ya en Tijuana, trabajó alrededor de 12 meses cuidando a una señora de 94 años. Posteriormente dio con el local ubicado en la calle 4ta del Centro, que en ese entonces estaba cerrado, donde le planteó al dueño poner un establecimiento de tamales y desde entonces se mantiene con el negocio.

En cuanto empezó a ganar con la venta de tamales, hace unos tres años, ha apoyado al Instituto Madre Assunta y a los migrantes.

“Nunca me he olvidado de ellas porque es una casa que ocupa bastante ayuda”, dijo, “ahorita está llena. Esa gente que viene de Michoacán huyendo de la violencia: jóvenes niñas, jovencitas, esa gente está viniendo a pedir asilo político, ¿y a dónde van? Pues al albergue”.

Comentó que la motivación de estas fechas viene de entender por lo que pasan las personas.

“Yo no tengo dinero, más que mi trabajo, la ayuda que doy no es porque tenga mucho sino porque sé lo que se siente estar ahí, y más en estas fechas. Niños, jovencitos que deben tener una casa, un lugar, están navegando con sus padres, eso me da mucha tristeza”, platicó.

En las posadas han entregado recipientes llenos con atole de guayaba y 100 o 150 tamales, con los que se les da la cena a las personas. Llegan aparte voluntarios a regalar juguetes a los niños y para que saluden a Santa Claus.

Su apoyo va más allá del festejo de Navidad. “No es necesario un cumpleaños para comer pastel, porque son niños y se ponen felices”, explicó, “o compro paletas y les llevo tamales en cualquier fecha. En ‘Reyes magos’ también les llevo”.

Detalló que ha sido difícil poder costear los gastos de la comida, sin embargo, la escritora Martha Escobar se ha sumado a la causa y ha apoyado para poder realizar la entrega, por lo que expresó le está muy agradecida.

A pesar de las invitaciones que recibe para pasar la fecha en otras partes, ella prefiere visitar la casa de la Madre Assunta, pues lo siente como un espacio de relajación cuando le llega la tristeza.

“Si Dios nos permite seguiremos apoyando la casa”, dijo Esther Morales, “y más en fechas como lo es la Navidad, siempre tendrán nuestro apoyo”.