Por Maru Lozano Carbonell
Está clarísimo que cuando sembramos necesidad, cosechamos limosnas. Y cuando nuestra vida se forma de limosnas, es una vida desdichada que solo nos funciona para sufrir.
Estaba escuchando a Nilda Chiaraviglio, terapeuta clínica familiar y de pareja quien está certificada, entre otras muchas, por la Academia Europea de Neurociencia. Ella dice que tenemos que eliminar de nuestro vocabulario las palabras que nos llevan al sufrimiento como: Conquisto (palabra de guerra), tengo, debo, quiero, necesito… porque son palabras de la impotencia, de la carencia, de la escasez.
Dice Nilda que cuando uno siembra necesidad cosecha lo menos. Un ejemplo podría ser: “¿Me prestas diez mil pesos?”, “No tengo diez mil pero te puedo prestar dos mil”. El que pidió prestado ¡los toma! ¿Por qué? ¡Porque los necesita! Y ahí justo está el problema. Sembró necesidad, cosechó una limosna.
Esto aplica para todo, porque una vida hecha de caridad se siente como miserable y pues se sufre.
Si quieres lograr algo y carente lo pides, así de reducido lo obtienes. Nilda dice que es mejor hablar con otro vocabulario como: Podría, elijo, decido, creo (de crear)… ¡Es que la vibración de las palabras es otra! Este vocabulario tiene poder, tiene capacidad. Se siente totalmente diferente pero eso sí, te responsabiliza.
Estamos muy cómodos justificando lo que se tiene y lo que se hace porque no hablamos desde la elección propia, sino desde la proyección.
Si usamos las palabras adecuadas, puedes transformar y mejorar. Será otra historia con todas las posibilidades porque nuestro proceso de crecimiento requiere nuestra parte más luminosa, más creativa, más decidida, ¡más fuerte!
Definitivamente hay que romper con lo que se cree para dar paso a nuevas ideas. Si nos amamos desde la necesidad y la limosna, estaríamos violentándonos, por eso los padecimientos. Pero si nos amamos desde la construcción, nuestras relaciones con todo y todos se beneficiaría.
En ocasiones es dudoso y difícil pensar desde el creo, elijo, etc., por aquellas creencias que nos inculcaron. Por eso es importante romper con lo que crees si es que ya no coincide con tus parámetros creativos. Démonos cuenta que la verdad, la realidad y la razón son individuales porque lo que sucede fuera de nosotros, lo percibimos e interpretamos con nuestro software personal. Lo mismo es visto por otro de manera muy distinta. Si tú y yo vemos la misma película, entonces ya existirán dos películas ¿verdad?
Este software de interpretación personal usa: Jerarquía o sometimiento, confrontación (para tener la razón) deteriorando a la persona y al vínculo, no escuchando, si no escuchas lo que el otro tiene en la cabeza, ¿cómo es que lo eliges? Otra parte del software personal es la competencia, cuando el otro es menos… Y para terminar tenemos la exclusión, tú no piensas como yo, entonces te excluyo.
Agradezcamos la experiencia y soltemos. ¡Sigamos adelante! Nilda dice que las llaves del cielo abren dos puertas: Una, ¿de quién es el problema?, y la llave es del que lo siente. La otra puerta, ¿quién resuelve el problema?, la llave es, el que lo tiene. Al culpar sentimos alivio, pero al hacernos cargo de nuestro bienestar, ¡evolucionamos porque al tener el problema en nuestras propias manos, lo podemos resolver y dejamos de sufrir!
Si el otro lo tiene, acompaña y apoya, nada más.