Sexo de grandes

Por Maru Lozano Carbonell

¿Tienes más de 50 años? y… ¿la vida sexual? ¿Es importante o ya ni al caso? A lo mejor nos gusta, pero empieza a dar pena porque intervienen como prioridad otros factores emocionales que olvidamos atender. Para empezar, hay que estar conscientes que sexo no significa belleza y juventud, pero ¡cómo ayudan! A decir verdad, deprime el hecho de sentir el paso del tiempo en nuestro cuerpo y más si la pareja nos lo recuerda a cada momento.

Todos estamos convencidos que el impulso sexual tiene un origen predominantemente psicológico, controlado hasta cierto punto por las hormonas que circulan en la sangre; por lo tanto, la disminución de estrógenos y otros esteroides sólo juegan un rol parcial en su impulso por el sexo. Entonces, la respuesta sexual depende del interés y la reacción de su pareja. Es posible que alguno de los dos esté atravesando su propia crisis natural de la edad, disminuyendo su respuesta sexual o pasando por algún problema que lo estresa, por lo que será necesario comprenderlo y no dejarse influenciar.

Siempre pensamos y nos adjudicamos el asunto que aqueja al otro, en verdad, se cree que los hombres son más prácticos y que quieren su relación satisfecha sin más, sin embargo, se piensa que las mujeres quieren una relación que deje satisfechos los aspectos emocionales, afectivos, corporales y bueno… ¡hasta espirituales! Es demasiado pedir en ambos casos.

La disminución de estrógenos conlleva a una serie de síntomas como cansancio, falta de energía, baja autoestima y mala memoria, que asociados a los bochornos, jaquecas y sudores nocturnos, se asocian a una disminución del placer sexual. Así que ve con un endocrinólogo antes de echarle la culpa al otro, y también considera los cambios físicos de tu pareja. En realidad, el ser humano cambia, se enferma y así se puede vivir, pero con la conciencia de lo que realmente es, por ejemplo, si uno de los dos tiene padecimientos psicológicos o físicos como hipotiroidismo, diabetes, etc., son casos que se deben atender primero que nada; y considerar a la pareja si ésta toma medicamentos como tranquilizantes, diuréticos, relajantes musculares, alcohol, tiene estrés, y demás.

Antes se pensaba que las mujeres eran las únicas que tenían disfunción sexual con el pretexto de: “me duele la cabeza”, sin embargo, los hombres también padecen diciendo: “vengo muy cansado, estoy muy presionado”.  El deseo viene de nuestra mente y es a ella a quien tenemos que recurrir pero, ¿cómo llegar a esa parte del cerebro que impulsa los deseos? ¡Por medio del olfato, tacto, gusto, vista y oído!

También, es importante cambiar la idea del sexo como tal, hay edades y etapas en la vida que envuelven al sexo, como por ejemplo una palabra dulce o agradable, un apretón de manos o caricias en la cara, ofrecer algo rico de comer, vestirnos agradablemente, sin tener que pensar únicamente en la relación sexual. Tener en mente que la vida cambia y nuestras necesidades también, y que la frecuencia de paciencia será primordial más que la frecuencia de un acto corporal.  Olvidarnos de la idea del sexo como indicador de juventud y guapeza nos puede hacer entrar en un mundo más entrañable, el del apoyo, acompañamiento, amor fraterno y con esa manera relajada de ver al otro, entonces el sexo y su manifestación llegarían solitos.