Regeneración de áreas residuales

Por Karina Ivette Carbajal Gómez, integrante de la Sociedad de Urbanismo Zona Metropolitana de Tijuana, A.C. (SUZMTAC)

La ubicación geográfica que tiene Zona Metropolitana de Tijuana ha provocado un crecimiento acelerado desde 1970; este fenómeno aunado a la dinámica económica provoca una gran demanda en la infraestructura de servicios básicos, equipamiento urbano y vivienda. Otro factor que caracteriza a la Zona Metropolitana de Tijuana es el medio físico natural, en donde la topografía, los cauces pluviales y los ríos, entre otros aspectos han puesto de manifiesto la susceptibilidad a los fenómenos naturales que se tiene debido a las modificaciones de la topografía natural ocasionadas por los movimientos de tierra con o sin permiso de la autoridad, los cuales generan cambios en los drenajes naturales de agua, la circulación de vientos y la condición micro climática, aumentan el riesgo de erosión, deslizamiento de suelos y alteran la capa orgánica del suelo, que no permite la regeneración de vegetación.

La falta de integración en el diseño urbano no ha permitido el máximo aprovechamiento del área disponible, poniendo de manifiesto que en el tejido social aun quedan vacíos por cubrir dejando con ello áreas residuales, en donde su uso es definido por los habitantes que están en su entorno inmediato; o bien están propensas a la erosión, la desertificación y se convierten en áreas abandonadas, degradadas o subutilizadas.  Ante esta situación es necesario generar propuestas que permitan rescatar esas áreas residuales a través de una regeneración y transformarlas en espacios públicos útiles a la comunidad, que sean lugares de contacto para la población, de vida urbana y de expresión comunitaria, como pueden ser áreas de esparcimiento, parques, áreas de juego o simplemente sumarse a las áreas verdes urbanas de la ciudad, las cuales cumplen un rol fundamental en la calidad de vida de la población y dentro de la ecología urbana.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que las ciudades dispongan, como mínimo, de entre 10 a 15 m2 de área verde por habitante, distribuidos equitativamente en relación con la densidad de población; aconseja también que todos los residentes vivan cerca de un espacio abierto a una distancia no mayor de 1.5 minutos a pie.

Las áreas residuales al ser convertidas en áreas verdes urbanas generan beneficios a la comunidad; reducen la radiación solar, la evapotranspiración, la velocidad del viento, mejoran la calidad del aire, aumentan la infiltración del agua, reducen la erosión, protegen y conservan el hábitat para la fauna silvestre especialmente para las aves, reducen el ruido filtrándolo a través de las hojas de los árboles.

Las áreas verdes urbanas mejoran la salud física y mental, ayudan a reducir el estrés y la sombra de los árboles reduce la radiación ultravioleta; son lugares de distracción y esparcimiento y son materia prima para la realización de composta.

La implementación de las áreas verdes urbanas en donde hasta ahora son áreas residuales debe ser parte proyecto integral que coadyuve a desalentar las actividades clandestinas que hasta hoy se han manifestado y ser parte de un proyecto integral que permita articular a todos los actores del desarrollo urbano a favor del desarrollo urbano de la Zona Metropolitana de Tijuana.