Qué hacer ahora

Por Lucy Ocaña

Ya han pasado dos semanas desde el 8 de noviembre y creo somos muchos en México, por no decir que en todo el mundo, que todavía no asimilamos los resultados de las elecciones en Estados Unidos.

Confieso que nunca, ni en mis momentos más pesimistas llegue a pensar que Donald Trump ganaría la Presidencia del país más importante del mundo. Un hombre que representa el racismo, la misoginia, la intolerancia y es mitómano no puede ser quien represente a un país que ha defendido la libertad, la igualdad y  que tiene en la verdad uno de sus más altos valores. Increíble.

Habitantes de todo el planeta están a la expectativa de cuáles serán su decisiones con respecto a muchas situaciones, pues Estados Unidos es el que marca la pauta, internacionalmente.

México, nuestro país, es quizá el que saldrá más afectado, de acuerdo a su discurso de campaña, porque pretende repatriar al mayor número de inmigrantes en la historia, revisar el TLC, modificarlo a su conveniencia y continuar con la construcción del muro entre los dos países; yo lo llamaría “el muro de la ignominia”.

Claro que hay otros países que también saldrán afectados, porque Trump ha declarado la guerra contra los latinos (mexicanos especialmente), los islámicos, la importaciones de China y en general contra todo aquello que afecte o atente contra los empleos y la economía para los estadounidenses.

México, el gobierno mexicano, no puede ignorar todas las amenazas que ha pronunciado contra los nuestros y contra nuestra economía. Si creíamos que al Gobierno que encabeza el Ppresidente Peña Nieto, se le habían presentado  problemas de todo tipo y habían tenido en general un mal manejo, ahora con esta situación extremadamente delicada, nos preguntamos: ¿Cómo la resolverán?  ¿Qué posibles soluciones o planteamientos  están analizando? ¿Tienen Plan “B” en caso de que realmente Trump decida que E.U.A. se salga del TLC? ¿Están preparándose con programas, presupuesto, para una gran deportación de connacionales?

En los próximos meses será muy importante que la estrategia de comunicación mejore (hasta la fecha ha sido mala), para que haya seguridad en los inversionistas y también en el pueblo de México, para evitar la fuga de inversiones, de capitales y la inestabilidad social.

El  pueblo mexicano es noble y se sabe unir cuando los problemas son graves, pero mucho dependerá de la forma en que se dé la comunicación, para que los mexicanos nos sintamos tomados en cuenta y nos convenzan de que nuestra participación y unidad es fundamental.

Quisiera pensar igual que muchos optimistas que consideran que los discursos de Trump solo fueron estrategia de campaña, sin embargo no lo creo, ya que ese discurso fue el que le ganó la adhesión de millones de votantes que creyeron en su discurso y se identificaron con él. Y Trump sabe que si en cuatro años quiere reelegirse, los necesitara de nuevo; por lo tanto, les tiene que cumplir aunque sea una parte de sus promesas de campaña. De ahí lo peligroso de la situación.

Yo le apuesto más al interés económico de muchos empresarios americanos que junto a los empresarios mexicanos, han hecho una gran mancuerna y que harán hasta lo imposible por defender sus negocios. Esos empresarios serán los que convenzan a sus representantes en el Congreso y a sus senadores, para que paren las iniciativas de Trump que afecten el Tratado que tan bien les ha funcionado.

Con respecto a las deportaciones, ya las estamos viviendo con Obama y las vivimos con Bush, así que él, solo lo anuncia con voz más fuerte.

Esta situación debe dejarnos la lección de que debemos invertir más en nuestro mercado interno, para no depender tanto del exterior.