Por Manuel Rodríguez Monárrez
Siempre he creído en la academia como un medio para alcanzar la libertad, siendo las publicaciones con rigor científico en el análisis y el procedimiento las que han ido transformando mi actuar a lo largo de mis 38 años de edad. Lector consumado, he sido invitado a gran cantidad de foros que dan cuenta de mi trabajo y profesionalismo hacia la sociedad. Gestor y productor de iniciativas reglamentarias que han trascendido para dar marco a nuevos marcos legales en la comunidad en la que vivo, son actos que me han generado un sentimiento genuino de realización, sin embargo, sigue quedando pendiente ese extra que se necesita para intentar dominar la técnica para consolidar el impacto social de lo que he trabajado, y sin duda el Doctorado representa para mí esa respuesta pendiente de realización.
Desde que recuerdo tuve una inclinación natural hacia las Ciencias Sociales, tal vez mis profesoras de mi educación media básica, fueron fundamentales en mi gusto por la historia, o tal vez la insistencia de mi padre que desde los 14 años de edad me invitaba a leer los editoriales de los principales medios nacionales para aprender a leer entre líneas el sentir del autor o simplemente como hijo de madre artista heredé esa sensibilidad por la literatura. Tuve la suerte de contar con sinodales y titular de mi tesis de licenciatura que entendían el proceso de integración dentro de una nueva realidad de balcanización por bloques y regiones económicas en el mundo. Y mis años de intercambio académico en lugares como Japón, Rusia y Estados Unidos me permitieron entender los sistemas comparados de economía y gobierno de esos países avanzados, y el rezago en el cual seguimos inmersos.
Desde mi natal Ciudad Juárez hasta mi llegada a Tijuana en 1984 puedo dar cuenta que la vida en toda la frontera mexicana enfrenta características similares. Con 13 años de experiencia docente principalmente en la Universidad Iberoamericana, 8 años de experiencia editorial en medios impresos y digitales locales y con 15 años de nutridas aportaciones a la eficiencia de programas y políticas públicas de las ramas del desarrollo económico tanto desde lo público como desde lo privado, despertó mi genuino interés de continuar profundizando y aportando hallazgos relevantes en el ámbito de la investigación sobre temas de los cuáles me he podido desempeñar de cerca en mi vida profesional cómo son las áreas de integración y desarrollo económico sustentable de la región.
El haber sido director de tres cámaras empresariales me permitió entender desde adentro las motivaciones y modo de organizarse del sector productivo de Baja California y sumarme a los trabajos que en conjunto con el Dr. Noé Fuentes del Colef, elaboramos bajo la presidencia del C.P. Hernández Niebla, en la lucha contra el aumento al IVA en Baja California, en la época en qué fui coordinador del Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana y nos tocó solicitar la elaboración de dicho estudio que sirvió como base para una de las causas más justas que me ha tocado emprender.
Por 10 años ya he acariciado la posibilidad de estudiar un Doctorado, mi primer intento fue en 2008 en la Universidad Alliant de San Diego, antigua escuela de psicología de California, en el área de Liderazgo y Desarrollo Organizacional, sin embargo se vino la crisis económica de ese año y se me cayó la beca, el segundo intento fue más reciente cuando decidí tomar el curso propedéutico en la Ibero Tijuana bajo la supervisión de la Dra. Rosario Mariñez, lamentablemente en aquel entonces la Universidad Jesuita sólo contaba con una rama de doctorado en el área de educación, por lo que decidí esperarme hasta un tercer intento en el Colegio de la Frontera Norte. De ser aceptado, sería el segundo Monárrez de Ciudad Juárez, en convertirse en investigador.