Para que luego vayas a terapia

Por Maru Lozano Carbonell

Día de las Madres, ¡de los trabajos más duros! Save the Children arrojó en uno de sus informes anuales, que ser madre en lugares como Somalia, Haití, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, entre otros, son de lo más difíciles para que en los hijos se den buenas condiciones de salud, educativas, económicas y políticas.

Pero a ver, estamos en México y si estamos en la esfera privilegiada donde en la mesa no faltó nada, hubo un buen armario, escuela, clases extras con una mamá que apapachaba, nos llevaba y traía, daba órdenes y gritaba por ahí, ¡qué fortuna!

Con la mamá que nos haya tocado podemos hoy, por cinco minutos, regresar al momento en que ella supo que tú nacerías. ¡Se emocionó y se preocupó! Te llevó varios meses dando su cuerpo, su vida y su alma para que te formaras. Tú por delante como siempre mostrando desde su barriga que vas primero, que eres lo más importante y sobre todo, protegido y acariciado por la mano que ella, la gran señora, siempre te impuso de escudo.

Ya naces y la alegría que le das es el cicatrizante más eficaz para las heridas y desfiguros que en su cuerpo has dejado a tu paso. Ya lloras, ya enfermas, ya te quejas y ella corre al pediatra el cual siempre pregunta: “Y… ¿a qué lo atribuye usted señora?”.Ella sin duda, respondiendo.

Ya creces pidiendo y exigiendo, esa mami peleando siempre con todo para verte sonreír con ese juguete, con esa consola, con esa libertad, con esas llaves, con esos fondos.

Para que luego tengas que sanar a tu niño interior, ir a terapia y reinventarte. Por ahora ahí dejamos eso que ya te toca a ti. Pero si regresas a la fuente, mientras te reconstruyes y te vendes para crecer en la vida, esa señora es la más feliz si por la puerta entras tú. Si sabe que estás bien, que te quieren, que te sientes exitoso, que puedes comprarte cosas y pagar otras.

Nadie más emocionada por saber que el mensaje de texto es tuyo. No tienes que preguntarle nada, solo llámale y cuéntale tu día. No le va a dar el soponcio al saber si de momento necesitas llorar o te fue mal; ¡si alguien te sabrá escuchar y entender es ella! ¡Ponla a prueba! Es que ¡a nadie le importas más que tu mamá!

Si a diario le das los buenos días o las buenas noches, si la nombras “mamá”, si la tratas como la persona inteligente que es, sacarás de ella la parte más paciente, amorosa y capaz. Créeme, si enferma ya de más mayor, su queja estará en proporción a tu asistencia en textos, llamadas y visitas que le hagas. Pero si te ausentas, su pena y dolor serán mayúsculos porque querrá tu atención. Justo como hacías tú de repente cuando niño y no lograbas conseguirla. Amor es movimiento. 

Si ya partió y te encuentras descolocado, solo toma cada día un minuto para agradecer que a tu niño con temor, enojo o tristeza, lo puedes procurar tú con todo lo que ella te inculcó más la suma de tu gente y la potencia del adulto que ahora eres.  ¡Enraizada y alada, como ángel le tienes! 

Ausente o presente, vaya que habrá servido la gran señora, ¡mírate ahora! ¡Felicidades mamás!