Pájaros en el alambre

Por Jorge Alberto Gutiérrez

Se espera que el 7 de junio, la indiferencia de los mexicanos sea brutal hacia los partidos políticos y sus candidatos. Como nunca antes visto en nuestro país, este proceso electoral federal intermedio se está caracterizando por lo gris e irrelevante de las propuestas políticas y por los excesos expuestos en filtraciones, chismes y grabaciones tan reveladoras, que se han convertido en grandes escándalos para los involucrados.

 

Candidatos, políticos, grandes constructoras y contratistas, magistrados, funcionarios públicos, autoridades electorales y periodistas han sido expuestos en conversaciones obtenidas ilícitamente, comentando sobre situaciones ilegales e inmorales que exponen claridosamente como se hacen las cosas en nuestro país. El tráfico de influencias, los comentarios discriminatorios, los abusos, chayotes, dádivas, moches, fraudes, “agandalles” y grandes negocios a costa de nuestros impuestos, son discutidos sin censura a través de los “alambres” y aires que transmiten nuestra voz.

Todo esto, sin que realmente alguien espere que los ilegales actos revelados sean investigados por alguna autoridad. Es mas, ni siquiera algún involucrado que por mera vergüenza, renuncie a su actual cargo al ser revelada su cara real.

En la escala local, la situación ha sido menos escandalosa que en los estados que disputan gobernatura sus alcaldías además de las diputaciones. Tenemos 8 diputaciones federales en disputa a lo largo de Baja California y los candidatos seleccionados no han podido despertar gran interés en los electores por votar.

Quizá sea porque realmente sabemos muy de los candidatos o porque no han logrado establecer un diálogo constructivo con la sociedad. Son realmente pocos los candidatos que se han posicionado ante el electorado ya sea para bien o para mal. Ha reinado la apatía de los electores hacia una clase política que ha terminado por provocar hartazgo generalizado contra los partidos, sus candidatos y su manera de actuar.

Todo pareciera que todo esto forma parte de un gran plan de los partidos políticos para arruinar nuestra democracia intentando convencernos de que todos los partidos y sus políticos son iguales y que no hay mucho que esperar de ellos. De hecho, es un recordatorio para nosotros los ciudadanos, de que le estamos pidiendo cambiar las reglas del juego a los únicos que pueden cambiarlas y jugar el juego. Por supuesto que siempre las cambiaran a su favor y conveniencia.

Es ahí, donde aparecen “rayos de esperanza” en donde menos lo esperamos. En Nuevo León el hartazgo contra los partidos tradicionales ha sido tal, que podría ser elegido por primera vez en nuestro país un Gobernador independiente, sin representación partidista. Aunque “El Bronco” fue militante del PRI, se ha deslindado de ese partido y decidió retar al sistema participando con el respaldo de miles de ciudadanos voluntarios acompañados de una creativa y efectiva campaña mediática y una vigorosa participación en redes sociales. Ha recibido golpes bajos como ningún otro candidato y ha salido bien librado de los ataques formulados desde todos los partidos e inclusive los gobiernos estatal y federal. Es quizá este personaje el Ernesto Ruffo del siglo XXI que vendrá a revolucionar nuestra democracia como la “Ruffomanía” lo hizo en el siglo XX.  De no ser así, hay que acostumbrarnos a enterarnos a través “de los pájaros en el alambre” de las tropelías que hacen impunemente nuestros políticos tradicionales. De cualquier modo, todos sabemos que nada les pasará.