Notas al margen: Soy Cuba

Para Tomás Perrín Escobar

Veo películas rusas los fines de semana. Confieso. Algunas veces obligo a mis hijos a verlas conmigo. Entendieron -afortunadamente- mi pasión desenfrenada por Tarkovsky.

Luego, he pensado que es demasiado atrevido de mi parte dedicar una columna a recomendar estas películas porque no me considero experta en la materia. Sin embargo, ha llegado la hora amigos lectores, no puedo callar más porque me he topado con una película que es como un milagro.

Soy Cuba, la primera producción Rusia-Cuba estrenada en 1964, el mismo año en el que un personaje tijuanense, Tomás Perrín de apenas quince años, ganaba un concurso de poesía cuyo premio consistía en que el mismo Comandante “Che Guevara”, leyera a través de Radio Habana, su texto que iniciaba así: “Sugar, Prostitution, Rum/Camilo… Camilo eterno/¿Por qué la Revolución?”

Después de su estreno, la película estuvo empolvada en el rincón de alguna oficina hasta que fue rescatada por el escritor Cabrera Infante. Luego se logró presentar en un Festival de Cine en San Francisco, California, donde se invitó a Martin Scorsese y a Francis Ford Coppola a verla y quedaron maravillados, considerándola como una película extraordinaria por sus hazañas técnicas, así como por la belleza de su fotografía, su ritmo, sus planos secuencias largos que me han llevado por un viaje en el cual se me ha llenado el alma de luces y sombras, de grises, blancos y plateados. De asombro. De pena. Esta película es del cineasta Mijail Kolotozov, con fotografía de Serguéi Urusevski, una dupla de talentos que ya había Ganado la Palma de Oro en Cannes por la película Cuando pasan las cigüeñas (1957).

Una voz femenina empieza narrando la película: “Soy Cuba, cuando Cristóbal Colón desembarcó aquí, escribió en su diario: esta tierra es lo más hermoso que ojos humanos han visto, gracias señor Colón, cuando usted me vio por primera vez, cantaba, reía. Yo saludé las velas con penachos, creí que me traían felicidad. Soy Cuba, mi azúcar se la llevaban los barcos,  mis lágrimas, las dejaban. Extraña cosa es el azúcar señor Colón, tanto llanto en ella y sin embargo, es dulce”.

El filme se realiza como un gran proyecto para celebrar el reciente triunfo de la revolución cubana, se trataba de presentar los últimos días del gobierno de Batista, la agitación de los jóvenes, la miseria de los campesinos explotados y así enfatizar las bondades del nuevo régimen de Fidel Castro.

Cuestiones ideológicas que no satisfacían ni a Cuba ni a Rusia, hicieron que la película fuera rechazada. En el filme vemos una Cuba polarizada, viviendo por un lado el glamour, el esplendor económico y la opulencia, así como la miseria y la desesperación de hombres y mujeres viviendo en la marginación. No sé si está permitido ver esta película en Cuba, sé que ésta y muchas más, han estado prohibidas por décadas. Me pregunto, si Cuba realmente tuviera voz seguiría pronunciando las palabras adoloridas que escribió el equipo de guionistas para la voz en off que musita: “extraña cosa es el azúcar…tanto llanto en ella” y si Tomás a sus 64 años, seguiría cuestionando en sus poemas ¿Por qué la Revolución?