No es visita, es un inquilino 

Por Ana Celia Pérez Jiménez

Me pasa que hay momentos del día que veo en mi cabeza que me pasa todo, una imagen y las peores versiones de ellas y hasta el cuerpo se me sacude y el corazón se me apachurra. Me entra y domina el miedo, el miedo que fue el que dirigió y produjo todas mis escenas, el reparto, el vestuario, la trama, la fotografía, las luces y el diálogo.

El miedo se adueña de mi toda sin pedir permiso, me pasa desde niña, desde joven, desde adulta pero apenas me doy vuelta y veo que es sólo una escena, un teatro, una imagen y no la realidad y es una de las mil opciones, de los mil caminos, pero el miedo me hace asomarme sólo en esas ventanas y los hace con conocidas voces.

Me hace jugar sólo a esos encuentra caminos. El miedo no es malo, eso si lo hace, me previene y me aconseja, pero cuando crece y crece más que yo, es caótico, me provoca sensaciones y reacciones y mi cuerpo se entumece, me burbujea la columna, me da ese mareo y me achico, me gana la imaginación y esa nube me traga y yo me derrotó dentro de ella, sin haberlo intentado, llegado y partido.

Pero estoy intentando no hacerle caso en los momentos que sé que quiere traicionarme, porque también es cómoda, la molesta que crezca, que la olvide y haga y deshaga y me transforme, no miedo de salir de mi vida, miedo de no saber aconsejarme. Ella trae todas las voces de mis madres, de mis libros, de mis diccionarios, de mis memorias e instintos. La contengo porque debo saber usarla y ella debe saber cuándo brincar a mi nombre, como en esas caricaturas, como en esos dibujos del bien y el mal representados erróneamente en el demonio y ángel.

El miedo es y yo cuando me doy cuenta. Él me habita siempre pero ya me lo he mudado de habitación, ya no está en el piso de arriba con una gran alcoba y el enorme balcón con paisaje, ahora lo tengo en un cuarto sencillo, llamémosle studio en un piso medio, lo noto más humilde, adaptable, incluso hasta perceptivo.

Le platico y me platica pero hemos decidido aceptar que no siempre estaremos de acuerdo, él aparenta ignorarme y luego sonríe y a mí me da miedo.