Ministros

Por Carlos Murguía Mejía

Si hay algo que no han querido entender y menos aceptar es que una fuerza política diversa al PRI y al PAN, triunfó en las urnas y con el voto mayoritario del pueblo de México; es decir, el C. Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, debidamente legitimado en el poder.Ahora bien, las propuestas de campaña de combatir la corrupción, impunidad, recato en el gasto público y “disminución de salarios a altos funcionarios dela federación”, no debe tomarse como algo nuevo o fuera de orden ya que fueron advertidos claramente sobre el particular como un tema toral de campaña y hoy de gobierno.

Es una verdadera incongruencia que en un país de 40 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema, y que aunado a un salario mínimo tan disminuido para adquirir los bienes de primera necesidad existan 30 billonarios con fortunas incalculables y funcionarios de la federación con salarios francamente insultantes para la gran mayoría del pueblo de México, los Ministros de la Suprema Corte de la Nación, en forma por demás lamentable no están moralmente legitimados para llevar a cabo impugnación alguna en relación a sus prestaciones, emolumentos y demás canonjías muy por encima de cualquier ciudadano común y corriente y por muy alta representación que ostenten. De todos es sabido que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, existe un exacerbado nepotismo, asignatura de plazas caprichosas, resoluciones jurídicas más que discutibles -amén de Ministros que llegaron al cargo no precisamente por su talento, probidad y conocimientos bastos en la ciencia del derecho-. Todos estos atributos los descalifican para sentirse ofendidos y agraviados.

Existen en la UNAM más de once catedráticos con mayor propuesta jurídica y que seguramente por cien mil pesos aceptarían gustosos servir a la patria en calidad de Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Eduardo Juan Couture Etcheverry, prestigioso abogado y profesor uruguayo considerado el procesalista más influyente del Derecho Continental en el siglo XX, y autor del Decálogo del Abogado en su expresión en el cuarto enunciado expresa: Lucha: tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.

Pues precisamente los Ministros no están luchando por la justicia sino por sus intereses alejados de una realidad económica que golpea brutalmente a México, como si fuese una bofetada en pleno rostro.

El apotegma juarista en el sentido de que el funcionario público deberá vivir en la honrosa medianía; es letra muerta.

Qué pena que las nuevas generaciones esforzadas y trabajadoras sean testigos de la ausencia de Nacionalismo, Patriotismo y Solidaridad de estos señores Ministros de la Corte, al insistir en defender lo indefendible. Los argumentos que parten de la premisa de la gran responsabilidad que tienen en su actuar es insuficiente; ya que, en todo caso los cientos de doctores que laboran en instituciones públicas como el IMSS e ISSSTE y donde tienen la vida de seres humanos no ganan lo que los Ministros.

En suma, esperemos que recapaciten y el fondo de la controversia constitucional se resuelva apegado a la justicia, que es el baluarte más importante que persigue una sociedad. Los Ministros tienen ante sí una gran disyuntiva: O se convierten en paladines de la justicia y el derecho o, en los verdugos del pueblo con toga y birrete.