Los favorcitos del Patas

Por Manuel Rodríguez Monárrez

En 2016 Juan Manuel Gastélum Buenrostro fue elegido con una minoría de los votantes, nada apuntaba a que los tijuanenses ansiásemos encumbrarlo como Alcalde, sin embargo gracias a las maniobras y maquinaciones sobre todo en el distrito electoral número 11, con la suspensión del presidente de la junta distrital tras flagrantes violaciones a la ley electoral y su posterior aparición como empleado de este gobierno municipal fallido y como receptor de 2 millones de pesos de la partida social de la Presidencia a una asociación civil patito, representada por este mismo personaje siniestro, quedó evidenciado el fraude y el pago del favorcito al autor material del robo de votos.

En 2017 el mismo Gastélum fue señalado de haber utilizado al Arquitecto Raúl López Alcaraz, director de servicios públicos municipales para orquestar el mega fraude de 240 millones pesos para arrendarle a la empresa Turbofin los 40 camiones recolectores de basura del municipio que por esa cantidad de renta le hubiese alcanzado para dotarle a la ciudad de 120 camiones propios, cifra que arroja un delito de administración fraudulenta y que los tijuanenses seguiremos pagando hasta el último día de este gobierno, ya que el actual Congreso del Estado no tiene ninguna intención de auditarlo y el Alcalde claro se siente impune.

El historial antidemocrático del Presidente Municipal de Tijuana se ha acentuado y agravado con el paso de los meses que lleva sentado en la silla maldita que todo corrompe, pero será la silla o será por desgracia un perfil autoritario que no supimos reconocer a tiempo.

Ahora bien, los políticos no siempre revelan la magnitud de su autoritarismo antes de ascender al poder. De las personas con las que platico cotidianamente sobre política y que conocían a Gastélum, decían que sabían que era un tanto flojo y desentendido, pero nunca pensaron que fuera autoritario. Pero debemos preocuparnos desde el momento en que Gastélum tolera o alienta la violencia política a través  de mecanismos paralelos de difamación, desde el momento en que indica su voluntad de restringir las libertades civiles de sus opositores, incluidos los sistemas de comunicación oficiales. Y debímos haber encendido las señales de alerta desde el momento que coartaba nuestras participaciones en Cabildo, desde el momento que no permite que ninguna iniciativa de la real oposición pase, desde el momento en que hostiga presupuestalmente partidas que no son de su soberanía, mutilando la capacidad de acciones de sus pares por no subordinarse a su autoritarismo vulgar y rampante.

El acto de coronación de autoritarismo se dio durante la sesión solemne de Cabildo del pasado 5 de octubre, en donde ordenó  a sus esbirros cortar el audio y la imagen de mi participación y la de algunos compañeros ediles que estábamos interpelando sus falsas cifras sobre el estado que guarda el municipio. Se supone que la sesión solemne de Cabildo es la máxima culminación de un acto de cabildo democrático; en este caso lo fue, pero para evidenciar el nivel de comportamiento autoritario de Gastélum. Pero al Alcalde de Tijuana le duele aceptar que el departamento de Comunicación Social no es una agencia de censura y difamación y que no es propiedad de un monarca, sino de un sistema de gobierno establecido en nuestra Carta Magna, conocido en México como: Ayuntamiento. Esta pequeñísima pero gran diferencia es la que lo tiene hundido, creyendo además ingenuamente que con propaganda de mentiras va a lograr recapturar la “confianza” perdida a pulso de las ciudadanía. Ahora busca como chivo expiatorio, a una falsa empresa para culparla de la caída del audio e imagen de la sesión solemne para que sean quienes se sacrifiquen por él y sus tropelías autoritarias y terminan con otro “favorcito” pagando los platos ratos, al cabo que él luego los compensa con otros “milloncitos”.

Mantener a raya a las personas autoritarias no es una tarea fácil, requiere de una ciudadanía dispuesta a responder en los momentos críticos y de autoridades electorales conscientes de la amenaza que se ciñe sobre nuestro sistema. Nos gusta creer que el destino de un gobierno se encuentra en manos de su ciudadanía porque vivimos en una democracia, es menester que el Tribunal de Justicia Electoral del Estado de Baja California tome en cuenta estas señales de advertencia y adopte medidas para garantizar que las personas autoritarias como Gastélum Buenrostro y sus tentáculos corruptores permanezcan alejados de las juntas distritales del proceso electoral en marcha para 2019 si lo que se pretende es generar un ambiente de equidad en la contienda.