Legitimación

Por Carlos Murguía Mejía

Algún político de renombre en nuestro País, comentó a través de una entrevista, que en política imperan tres grandes elementos a considerar y que son: ciencia, paciencia y circunstancia. Dicho lo anterior, no cabe duda que el Presidente de la República electo, Señor Licenciado Andrés Manuel López Obrador, supo conjugar en su favor y después de dieciocho años, los elementos referidos anteriormente.

AMLO y su Partido MORENA ganaron la elección atentos al cúmulo de votos mayoritariamente del pueblo de México; luego entonces, la legitimación del candidato es firme, sólida e incuestionable sobre su triunfo. Es claro, que el proyecto político de AMLO es diverso al del PRI y del PAN.

En tal virtud, el sufragio emitido por sí mismo se explica; sin embargo, los ambiciosos de poder, arribistas, oportunistas y advenedizos pretenden sin pudor ni recato alguno incorporarse en el equipo de AMLO y aún a sabiendas de que no se la jugaron con ese equipo y proyecto político. En una contienda se gana y se pierde y es de comentar: los grandes perdedores fueron el PRI y el PAN; luego entonces, oprobioso e indignante que políticos sin escrúpulos pretendan incorporarse en un proyecto que no conocen, no lo sienten, ideológicamente no tienen empatía y únicamente los mueve la ambición por el poder mismo. Me refiero exclusivamente a aquellos que no guardan el honor y el decoro por la política. En todos los partidos hay gente valiosa y comprometida con México; sin embargo, lamentablemente por ellos perdieron.

Pues bien, grupos de poder sindical, camaral, financiero, social y otros, pretenden imponer a favoritos en la estructura de gobierno de AMLO para así  garantizar sus intereses. No importa que hayan perdido y que hubiesen sido detractores groseros de AMLO. Lo fundamental, es tener presencia en un gobierno de donde sea. Por supuesto, hoy ya le hacen buena cara a AMLO, aunque por dentro lo repudien; es más, seguramente ya le profesan lealtad y compromiso republicano y en lo oscurito lo siguen atacando igual o más que antes y calificándolo denostativamente sin siquiera haber tomado posesión del cargo.

Tendrá la nueva administración por llegar, el compromiso de cumplirle al pueblo lo que se le prometió; pero además, fijarse muy bien en quien involucra al gobierno para no tener el enemigo en casa. Es decir, evitar los “caballos de Troya”.

Es la hora de sumarse en unidad a los intereses superiores de México y su pueblo. Evitar la presencia de detractores sin causa ni razón; y por supuesto, a todos aquellos que han lucrado  desde el poder público. Llegó la hora de la definición y las tesis de los héroes que nos dieron patria y libertad se conviertan en el himno nacional por parte del nuevo gobierno quien llega legitimado por el sufragio emitido en las urnas.