Las campañas por venir

Por Juan Carlos Ochoa

Se acercan las elecciones federales y el ambiente político empieza a ser  más dinámico, los todavía precandidatos forman sus equipos y tratan de crear la estrategia a seguir en la campaña.  

 

Para los que nos dedicamos a la medición de la opinión pública (encuestadores) es un período intenso, de mucho trabajo y regularmente de mucha urgencia de nuestros clientes por conocer la información.  Y es que cada vez más se generaliza la idea de conocer el sentir de los electores, ya sea por medio de encuestas,  focus groups u otro tipo de técnicas. 

Lanzarse a hacer una campaña electoral sin un escenario real de las principales necesidades de la gente, nivel de conocimiento del candidato y la preferencia del voto inercial que tiene el partido al que se representa seria como dar un salto al vacío, esperanzado a que el  día de la elección por casualidad se salga favorecido por los electores.

Y es que los retos para los partidos y candidatos en esta elección son muchos, uno de ellos es el desinterés de la gente, ya que por ser cargos federales y desempeñar su función fuera de la región no sienten que reciben un beneficio específico de su parte. Además que las causas que los diputados pueden promover son de difícil comprensión por la  mayoría de las personas y por lo mismo las propuestas de campaña no son fáciles de “vender”.

Esto sin contar el desinterés mismo que se tiene en la política y el desprestigio que tienen los políticos que se ubica en los niveles mas bajos,  compartiendo un “honroso” lugar con la policía.  

De hecho en un reciente estudio de FOCUS publicado en este medio, las palabras “corruptos,” “rateros,” “mentirosos” fueron las ideas que se le vinieron a la  mente a las personas al escuchar la palabra diputado. 

Sin contar que el 72% desaprueba su desempeño y solo 14% conoce el nombre de quien lo representa en el congreso federal.

Otro punto son los límites de gastos de campaña por distrito, que ascienden a un millón doscientos mil pesos, pero del que seguramente la mayoría solo recibirá un apoyo de una pequeña porción por parte de los partidos políticos que representan.

Un elemento nuevo que entra en juego en esta ocasión son los candidatos independientes que lógicamente se encuentran en clara desventaja con los que representan a un partido.

La desventaja más que por el financiamiento público son en la mayoría de los casos por el desconocimiento de la persona y que en una campaña tan corta difícilmente podrá darse a conocer con tanta gente.  

Además que los electores en buena medida tienen ya una inclinación inercial por algún partido y sus candidatos recaban votos por el valor de la franquicia mas que por la persona que los representa.  El triunfo de algún candidato independiente al menos en la región sería una enorme sorpresa.

Estemos atentos a las campañas pero sobre todo a los compromisos de los candidatos para poder exigirles que cumplan su trabajo al momento de resultar electos.