Por Edmundo E. Rodríguez Calva, integrante de la Sociedad de Urbanismo Zona Metropolitana de Tijuana, A.C. (SUZMTAC)
Este tema puede ser tan complejo o tan simple como uno quiera verlo. A lo largo de este tiempo en que me permitan colaborar en esta columna y a través diversos artículos, buscaré despertar en usted, estimado lector, la inquietud por analizar realmente lo que significa tener un lugar donde vivir, al que en México lo hemos dado diferentes denominaciones: Casa, hogar, terruño, morada, residencia, techo, habitación, entre otros.
Comenzaré recordando que, en la década de los setentas y ochentas (que es a partir de donde tengo uso de razón) la recomendación de mi abuelo era, “… busca tener un patrimonio para toda la vida…”, “…tu éxito se verá canalizado en cuanto tengas tu título profesional, tu propio automóvil y tu propia casa, esos tres serán tu patrimonio para toda la vida”. Estos consejos fueron plasmando en mí un enfoque en el cual puse mi atención total durante los siguientes 30 años.
Con el paso de los años el automóvil dejó de ser un patrimonio y se convirtió en un artículo de uso, en una herramienta de trabajo y en un producto “desechable”; sin embargo la vivienda se encuentra reconocida como bien de primera necesidad formalizado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde 1948 donde cita: “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios (Moya Gonzalez, 2008).
Por tanto, si la vivienda es un derecho, entonces todos debemos de contar con una; aparentemente mi abuelo conocía este derecho humano cuando me daba sus consejos, o al menos tenía un sentido común muy desarrollado. Pero, aunque mi abuelo ya no vive, yo le haría una pregunta, ¿debe la vivienda ser también un patrimonio para toda la vida?
Esta pregunta me surgió después de haber vivido lo siguiente: en el año 2000, un amigo con el que estudié la preparatoria, emigró a Escocia junto con su esposa, con el fin de estudiar una maestría y un doctorado, así que, mientras yo comenzaba mi actividad laboral, él y su esposa aún estarían estudiando por los siguientes cuatro años, al concluir ellos sus estudios consiguieron trabajo en empresas escocesas, así que decidieron quedarse a radicar en ese país por un tiempo. Mi sorpresa fue cuando, en 2009 mi amigo me anunciaba que estaba comprando una vivienda allá, ¡no tenía ni 5 años laborando en ese país!, mientras que yo, después de 9 años de trabajo, aun no conseguía ese objetivo, por lo que le pregunté, ¿Cómo le hiciste para comprar tu vivienda?, y me respondió, es que aquí la vivienda no es como en México “patrimonio para toda la vida”, sino que es un producto que uno puede comprar y vender varias veces y lo va haciendo de acuerdo a sus necesidades de vida.
En los siguientes artículos reflexionaremos su influencia, las políticas, el ámbito urbano y los diferentes actores que influyen en la Vivienda.