Por Jorge Alberto Gutiérrez Topete
El SITT nació como “Ruta Troncal” en diciembre de 2007 y ha sido sorprendente cómo sobrevivió hasta hoy a pesar del paso de otras tres administraciones municipales de dos partidos diferentes. Pasó de ser un proyecto rechazado unánimemente por los transportistas, a ser un proyecto apoyado por la mayoría de ellos. Obviamente los intereses políticos y de políticos no han permitido que este proyecto sea perfecto, pero es lo que tenemos. Como dice el dicho… Te dieron limones, haz limonada. Los escasos usuarios que hoy lo utilizan con infraestructura todavía sin terminar, son contundentes en decir que les gusta lo que ven en el SITT sobre todo al contrastarlo con el transporte tradicional. Las ventajas del SITT son contundentes y por ello el usuario habitual ya se atreve a defender el proyecto ante la incertidumbre de su terminación y puesta en marcha a su máxima capacidad.
Ante el cambio de administración municipal el pasado 1o de Diciembre, ha habido un “impasee” ante la desconfianza que naturalmente generó en las nuevas autoridades la manera tan opaca en la que se manejó el proyecto en la anterior administración. En los últimos 6 meses ha habido dos directores del organismo SITT, y hasta el pasado martes que escribía esto, no se ha nombrado un nuevo director. Las instalaciones del SITT se han ido deteriorando y se requieren decenas de millones de pesos para repararlas y terminarlas para que pueda funcionar. Además, el sistema de recaudo no ha sido instalado y por el lado de los transportistas no han adquirido todas las unidades necesarias para prestar el servicio eficientemente, además de que se rumoran reacomodos en la composición de la llamada “empresa de empresas”. El reto no es fácil para la actual autoridad y se requiere de gran voluntad para sacar adelante esta primera fase del SITT.
Acompañado al SITT, viene un completo replanteamiento de la movilidad de la ciudad, al buscar que Tijuana esté en sintonía con las políticas públicas federales que buscan menor dependencia en los viajes en auto privado de los habitantes de las ciudades, incentivando el uso de modos de transporte no motorizados y transporte público de calidad, acompañado de mayores densidades y mezcla de usos del suelo que permitan una ciudad más compacta. Habrá que comunicar este nuevo paradigma de ciudad, ya que la reacción inmediata de los vecinos hacia las mayores densidades normalmente es negativa, ya que no están correctamente informados de los orígenes de problemática de la ciudad y solo evalúan las afectaciones que perciben a su alrededor y se les dificulta entender que la densificación de zonas céntricas y subutilizadas de la ciudad ayudan a aliviar en el mediano y largo plazo los problemas de congestión vehicular de toda la ciudad. La movilidad es un problema colectivo y no individual, por lo que la posible solución se debe evaluar desde el enfoque colectivo y de beneficios a la ciudad.
Hay mucho por hacer en Tijuana, y todas las posibles soluciones involucran al SITT como eje transformadora de la ciudad. Es por ello que me atrevo a afirmar que la solución a los problemas de movilidad de la ciudad, empiezan y terminan con el SITT.