Por David Saúl Guakil
En los últimos días, muchas versiones -van y vienen-, sobre lo difícil e intrincadas que resultan las negociaciones sobre el nuevo tratado trilateral de libre comercio con nuestros vecinos del norte del Continente Americano. Sin embargo, creo que más que nunca debemos pensar que internamente podrían estar parte de las soluciones que buscamos, es decir, más que “la hora de los lamentos”, estamos transitando tiempos de proponer soluciones y sacar más provecho de nuestro ingenio y profesionalismo a la hora de encarar proyectos y por lo tanto inversiones, está en nosotros el proponer nuevos modelos de negocio que seguramente nos obligarán a cambios o giros inesperados que, en su generalidad, no se prevén en situaciones de economía estable o sin sobresaltos.
Los vecinos norteamericanos acuñaron una frase por demás interesante para estos casos: “The first lost is the best lost” y no les falta razón, porque la primera pérdida en los negocios, será la mejor pero siempre que sepamos cómo capitalizarla y haber recibido un aprendizaje de ella, porque si pensamos que superaremos una situación crítica y aceptamos “seguir perdiendo”, sólo nos puede conducir al fracaso o a una parálisis y quizás tomar decisiones apresuradas que generalmente resultan erróneas y representan un costo elevado.
Es menester entonces seguir muy de cerca los indicadores y tendencias propias de un mercado y de nuestros giros comerciales para conocer su evolución o involución. Esto, seguramente nos permitirá adaptar nuestro negocio a los cambios requeridos por el momento en que se vive y el mercado demandante donde actuamos.
Tijuana es una muestra viva y representativa de lo que digo, los clientes -locales y foráneos-, marcan tendencias de forma permanente debido a la dinámica impresa en nuestra vida cotidiana en frontera, aquí debemos tomar el pulso todos los días a una plaza en franco crecimiento, e ir planeando y adaptando nuestras inversiones conforme a las necesidades latentes de la sociedad. Si detectamos oportunidades en concordancia con las necesidades que va marcando nuestra ciudad, es nuestra obligación abastecerlas con las mejores ofertas, servicios de alta calidad, más precios absolutamente convenientes para el interesado, actuar de otra manera sería como encontrarnos en el futuro con clientes insatisfechos que reclamarían por ello, poniendo nuestro buen nombre en juego.
Saber y poner en práctica que los negocios siempre deben privilegiarse a los negociados. Sólo un entorno más creíble, por ende más transparente, nos permitirá seguir creciendo y compitiendo en armonía con el progreso, porque la competitividad se eleva y el espíritu creativo, al igual que el trabajo, se reactivan -en positivo-, todos los días del año.
Desconocer o descuidar los indicadores presentes en nuestra empresa relacionada a los costos, los ingresos, las deudas a proveedores y el movimiento económico y financiero interno, es como manejar un automóvil con el velocímetro desactivado, con las luces apagadas en la noche o sin medidor de gasolina, seguramente entonces quedaremos en el camino, totalmente desamparados y sin previo aviso.
Nuestra región requiere de permanentes inversiones para crecer al ritmo ejemplar que imponen ciudades que protegen y responden a quienes depositan su confianza en ellas.