Por José A. Ciccone
“La música es el arte más directo, entra por los oídos y va directo al corazón.
Es la lengua universal de la humanidad”
Astor Piazzolla
A millones de personas en el mundo, nada nos produce más satisfacción y serenidad que la música, los melómanos disfrutamos de distintos géneros musicales que nos provocan sensaciones únicas, incomparables.
“Desconfíen de aquel que no le guste la música”, nos confesó el auténtico Facundo Cabral, en una mesa de café del Hotel Aristos en la capital de México, allá por 1977. No le faltaba razón, porque es ahí, en esa manifestación del arte, donde las melodías se encargan de revolotear duendes y estrellas luminosas que transportan al pasado, a otros mundos, a diferentes idiomas, al centro mismo del placer.
Alguna vez platiqué el dulce relato de un recuerdo propio, cuando mi abuela paterna María Russo, ya viuda de mi Nonno Giuseppe, pasaba temporadas cortas en mi casa y cuando llegaba la noche se iba a su cuarto, contiguo al mío, encendía el viejo aparato de radio y sintonizaba una estación que transmitía música de ópera, pasaba largas horas oyendo aquella música que fue inundando las paredes de aquel pequeño departamento con esas actuaciones teatrales cantadas en el idioma del Dante, por voces maravillosas que tanto llamaban mi atención de adolescente que todo lo quería entender e imitar, por lo pronto era oír y enamorarme de aquello, hasta poder tener la fortuna de presenciar una ópera en cuerpo y alma, en directo, con los intérpretes cerca, cosa que ocurrió muchos años después.
Desde que el músico Jacopo Peri, descubrió que el antiguo teatro griego era cantado, allá por 1597, se decidió a musicalizar textos dramáticos y compuso La Dafne, siguió con La Eurídice tres años más tarde y de ahí en más, la ópera fue desarrollándose hasta nuestros días, ligada inevitablemente y con justicia, al concepto de música clásica.
Imaginemos entonces, cuan significativo es tener al alcance de nuestras manos, ojos y oídos a una de las manifestaciones musicales más sublimes que existen en este género.
En Tijuana, es un privilegio único que tenemos los que habitamos esta magna zona fronteriza, poder disfrutar de la ópera en nuestras calles, cerca nuestro, gracias al esfuerzo de profesionales en esta materia, que dedican muchas horas de sus vidas a esta tarea.
En toda esta excepcional muestra artística de buen nivel, debo destacar el nombre de mi amiga Tere Riqué, la mujer que encabeza este equipo y con su entrega de amor, inteligencia, pasión y creatividad, hace que sea posible poner estas manifestaciones de arte a disposición de la gente. Sólo cuando estas cosas –y muchas otras en la vida-, se hacen con verdadero cariño, dedicación y pulcritud, se logran estos excelentes resultados.
Festival Ópera en la Calle es un espectáculo que llena nuestros espacios libres de colorido musical, donde potentes y privilegiadas voces nos regalan lo mejor de su arte, representados por ese instrumento que Dios puso en sus afinadas y excepcionales cuerdas vocales, para deleite nuestro y así transmitirle a las nuevas generaciones, que este tipo de música es mucho más que una moda pasajera que sólo perteneció a una época determinada.
Este género nació hace más de cuatrocientos años y hoy todavía es admirado por millones de personas en todo el mundo, que muchas niñas, niños y jóvenes de nuestros días, estudian canto para poder llegar a ser buenos intérpretes de la ópera, admirándola como algo perenne, inmortal.
Apoyemos con decisión y presencia este tipo de expresiones culturales vivas que enaltecen a nuestra ciudad. Difundamos estos eventos con la convicción de estar del lado de las buenas noticias como ésta que nos rodea y demuestra una vez más que somos la mayoría los que queremos vivir en paz, disfrutando de sanas iniciativas que están más cercanas a la armonía humana y a la plácida felicidad, que al desconcierto.
A partir de este sábado 16 de julio y con la presencia de todos los que apreciamos la buena música, diremos: ¡QUE LA ÓPERA SIGA SONANDO!