Humanismo ciudadano: Vecinos distantes

Entre Estados Unidos y México existe una relación tan cercana, tan interesante y suficientemente compleja como para que el bien elaborado plan de la doctrina Monroe muriera en su mismo inicio.

Nunca contó en su proyecto expansivo con una variable que hoy en día sigue siendo en muchos aspectos incomprensible: México.

Y es que en esencia somos totalmente distintos, tema tratado maravillosamente por nuestro premio Nobel Octavio Paz en muchos escritos, especialmente “El laberinto de la soledad”, que si usted estimado lector lo leyó, como es el caso de un servidor, cuando vivía en el extranjero, pues le daban ganas de regresar a su país de inmediato y armar un re-evolución.

Sin embargo hoy me quiero referir al intrigante hecho de que  viviendo a lado de una de las grandes civilizaciones del mundo, nos resistamos copiar lo bueno y sea más fácil que permee lo malo.

Los ejemplos del cinturón de seguridad que se lo quitan  aquí y se lo ponen allá son de antaño. Pero ejemplos como  que en todo México no exista un solo semáforo inteligente a mí me sorprende. De hecho se fabrican en Tijuana, que es lo peor.

 El flujo vehicular mejoraría dramáticamente y nunca se habla del tema. Es más, nunca oigo hablar del tema por el encargado de la ciudad en materia de vialidad y tránsito.

¿Por qué no copiamos los procesos que vemos que dan resultados con nuestros vecinos?

Acaban de cambiar la vialidad de la línea Sentri que  lleva a San Ysidro. No hubo ningún aviso, no se habló con la comunidad y sus distintos sectores, no hubo volanteo de ningún tipo y para cerrar con broche de oro no hubo ni señalización a tiempo.

A mí me tocó los primeros días que alguien puso un letrero de cartón que la verdad da vergüenza.

Es el colmo que la misma ciudad de San Diego se haya quejado del cambio antes de cualquier organización civil de Tijuana.

¿Por qué no dar soluciones a largo plazo? ¿Por qué no hacer las cosas a tiempo y bien? ¿Por qué no se piensa en los ciudadanos cuando se toman esas decisiones?

Estimados lectores, les voy a decir por qué:

1-Por la incompetencia de nuestras autoridades, las cuales muchas veces están en puestos claves por compromisos políticos sin el conocimiento adecuado y sin la voluntad necesaria pues no se mide su desempeño en base a resultados sino a lealtades.

2-Lo más importante, porque nosotros como ciudadanos no estamos organizados para exigir. Porque aun cuando tengamos una molestia no hay forma de canalizarla de forma adecuada a la autoridad y que sepa que está haciendo mal su trabajo.

Si queremos crear una ciudad mejor, un México mejor, debemos aprender a organizarnos por el bien común. Si no participamos los ciudadanos que queremos que se hagan las cosas bien, simplemente dejamos abierto el campo para los astutos, para aquellos que hacen de la política un modus vivendi, es decir el servicio público les nace de las tripas, no de su idealismo.