Por Gastón Luken
En BC hubo dos ganadores inmediatos. Uno fue el abstencionismo con 70%. Número muy alto pero similar al registrado en 2009 que fue la última elección intermedia con la que se debe comparar la del 2015.
El otro fue el PAN cuyos candidatos ganaron, a la fecha de escribir este texto, todos los distritos por la vía de la llamada “mayoría relativa”, por la vía del voto directo. Esto en adición a los 5 o 6 diputados “plurinominales” adicionales por BC donde habrá del PAN, PRI, Morena, PRD y Verde.
El PAN en BC debe considerar una reflexión respecto al peso que en su victoria tuvo el voto de castigo al PRI/EPN por las medidas que han afectado a BC muy al estilo de lo sucedido en 2010 cuando el PAN perdió casi todos los distritos por lo que se consideró un voto de castigo al entonces gobierno federal PAN/Calderón. Por otro lado el PRI pudiera considerar salir de su negación pues en palabras de su dirigente estatal dice que lo sucedido en BC no es una derrota para el PRI sino una falla del INE.
Sin embargo a nivel nacional hubo otro ganador; El PRI quien en alianza con PVEM y PANAL tendrá más del 50% de los diputados en el Congreso. Esto en buena medida gracias al abstencionismo. El acto de no votar se traduce en darle de nuevo el poder a EPN. Quien no votó hizo que no cambiara el balance del poder.
No tenemos una democracia conducida por las mayorías sino una conducida por la mayoría de los que sí participan. Si más personas participan la tendencia será a tener una clase política que rinda mejores cuentas. Si menos personas participan, sucede lo contrario.
En la medida en que el abstencionismo es más alto los candidatos ganadores lo son por la gente que conforma el voto duro, por los empleados de gobierno, por todos aquellos que se benefician de que “su” candidato gane.
Estos grupos de electores, porcentualmente pequeños, tienen un peso desproporcionadamente fuerte versus los electores que no conforman esos grupos. Quienes se abstienen de votar terminan apoyando el status quo y de facto dejan que otros usurpen su voto.
Como perdedor queda el INE. El intento por mejorarlo terminó debilitándolo. Se perdió parte de lo bueno que tenía, se aumentaron los costos de la democracia, se perdió credibilidad y muchas de sus reglas son absurdas y complejas. Se requiere otra reforma lo malo es que quien la hará serán los partidos políticos que las más de las veces han visto por sus intereses por encima del de los ciudadanos.
Como ganador también MORENA con un número tal de votos que augura una buena plataforma para AMLO quien ha tenido en EPN, en las divisiones del PAN y en la esfumación del PRD sus mejores coordinadores de campaña hacia el 2019.
Como “ganadores“ se puede incluir la figura del candidato independiente que irrumpe en el escenario nacional aunque en pocos pero simbólicos casos como son Nuevo León, Sinaloa y Jalisco. En todos los casos las figuras ganadoras son ex militantes de partidos políticos.