Por Jorge Alberto Gutiérrez Topete
Menos de 10 días pasaron para que una magistrado emitiera una orden donde otorga una suspensión provisional al gremio de taxistas más odiado en esta ciudad, ordenado se le regresen los sitios que habían sido revocados en días recientes por la autoridad. La semana pasada comentábamos en este espacio que la lógica indicaba que el ejército de abogados del gremio taxista seguramente estaría buscando errores y omisiones de la autoridad para buscar por la vía legal tumbar los actos donde habían salido afectados por la autoridad. Aunque esta primera batalla no signifique una derrota definitiva para el Ayuntamiento y los tijuanenses, me queda muy claro que romper con la inercia y sobre todo, con los derechos adquiridos en el tiempo por los amarillos, será labor difícil de lograr.
Quiero además pensar, que los abogados del Ayuntamiento están siendo doblemente cautelosos en su quehacer y que tienen los mejores intereses de los tijuanenses en su mente. También creo que la magistrado del tribunal contencioso administrativo está actuando de manera honesta al otorgarles la protección a quienes reclaman los actos de autoridad, y quiero pensar que acreditaron con elementos suficientes el presunto “exceso” de la autoridad. Dudo realmente que en un asunto tan socialmente reclamado y tan politizado, algún funcionario o magistrado se atreva tan siquiera a caer en una acción de corrupción. Sin duda sería el acabose de su vida política y profesional.
Lo que ni siquiera puedo imaginar, es lo que pasa por las mentes de los taxistas amarillos, sus líderes sindicales y dirigentes empresariales. Este menudo primer triunfo podría envalentonarlos y sin duda podrían volver a sus viejas y agresivas prácticas. Deseo de corazón esta experiencia y el rechazo social indiscutible que han provocado los haga reflexionar. Somos una población harta de los históricos abusos a los que hemos sido sometidos los tijuanenses, que al final hemos sido directa o indirectamente víctimas de su violencia.
Es momento de que surja el liderazgo en nuestra autoridad, y sin esperar a “vencer o ser vencidos” en tribunales, hagan un esfuerzo por encontrar las condiciones que permitan quizá llegar a un consenso con las partes para formular un nuevo acuerdo donde cada prestador de servicios de transporte y movilidad tenga las mismas oportunidades para, desde la vía pública, atender la demanda de los cruces fronterizos con reglas claras y justas para todos. Las injustas ventajas obtenidas desde el poder y de las cuales históricamente solo han gozado algunos grupos, han creado este perverso monstruo sindical, que pasó de ser un baluarte de los servicios turísticos de la ciudad, a convertirse a la postre en un terrible villano difícil de domar.
Creo firmemente en que los transportistas de nuestra ciudad podrían de aquí en adelante jugar un papel estelar en aliviar y resolver los problemas de movilidad que aquejan a nuestra ciudad, y que tienen que actuar de otro modo preparándose para un futuro más prometedor. Para lograrlo tendrán que prepararse y evolucionar. Les exigiremos respetuosamente hacer su trabajo con mayor calidad y responsabilidad, y que en lugar de verlos como parte responsable de los problemas de la ciudad, se vean a sí mismos cómo la solución. Confío en que así será.