Por Maru Lozano Carbonell
¡Feliz 2018! ¿Cómo podría ser así a pesar de las condiciones? “Conexión” es la clave. Si tenías ganas de empezar algo nuevo, por aquí es. Hay un español, mediador familiar, civil y mercantil que, en Valladolid plasma su teoría y práctica desde sus escritos, cursos y su emisora de radio. José Antonio Veiga Olivares, sencillo y coherente, siempre facilitando la vía del diálogo, ahora me permite compartir tal cual su primer escrito del año. A él ya lo tuvimos en Cecut en el Primer Congreso Internacional de Mediación y Justicia Alternativa el pasado mes de agosto y, como en enero se celebra el día internacional del mediador, quise aprovechar la oportunidad de reproducir este importante primer paso:
“¿Quién no ha tenido alguna vez la sensación de haber sido completamente íntegro? Liberados de nuestros conflictos internos e impermeables a las presiones externas que recibimos, todos podemos actuar según nuestra escala de valores. Eso no significa que dejemos de escuchar a los que nos rodean, sino que deberíamos ser más honestos con nosotros mismos.
El auto-conocimiento es la piedra angular de nuestra armonía interior.
¿Cuándo nos sentimos de acuerdo con nosotros mismos? De pronto decimos o hacemos algo que puede ir en contra de la opinión general o de lo que los demás esperan de nosotros. Sin embargo, expresarlo nos llena de satisfacción porque sabemos que es lo correcto. Nos hace sentir coherentes con nosotros mismos.
El desarrollo del criterio propio forma parte de la evolución del individuo. La observación y el juicio conducen a la independencia del pensamiento que guía nuestra conducta. Actuemos con libertad sin que nos pesen prejuicios, temores u otros condicionantes es la actitud de unas personas coherentes y seguras. Atrevernos a decir “no” cuando lo creamos conveniente, desprendernos de los anhelos y las expectativas que hace nuestro entorno sobre nosotros y no estar sometidos a las normas colectivas, sociales y culturales. Pero eso es la teoría… tenemos el peso de la educación recibida y los valores que nos han trasmitido.
La valentía de ser nosotros mismos. Somos lo que pensamos. La vida es evolución, pero no con respecto al otro, sino respecto a nosotros mismos. Una de las grandes barreras que se nos presentan para subirnos al tren de la felicidad pasa por una de las estaciones de nuestra vida que es la envidia. ¿Quién no vive pendiente del logro ajeno?
La comparación más sabia es en relación a nosotros mismos, la verdadera nobleza es ser mejor de lo que éramos. ¿Cómo andamos de auto-estima?
Tengamos una vida con principios. Seamos honestos con nuestra persona en cualquier ámbito, sin dejarse vencer por el miedo a decepcionar a los que nos rodean.
Podemos engañar a todo el mundo, pero, ¡qué triste es engañar al que vemos cuando nos miramos al espejo! Seamos valientes y superemos el miedo al fracaso.
No olvidéis que la coherencia personal implica saber reconocer los errores y sobre todo ser capaces de cambiar”.
Ya decía el dramaturgo y filósofo francés Gabriel Marcel: “Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive”. Para lograr la coherencia personal, social y global como puerta de nuestra inteligencia emocional, respira profundamente y siente internamente lo que afuera está por ocurrir. No se trata de meditar para… sino de re-editar la potencia de tu ser.