Entre la vida profesional y familiar  

Por Héctor Fernando Guerrero Rodríguez

El reto más común para una madre trabajadora de actualidad es la llamada doble jornada, que es aquella en la que después de una jornada laboral al nivel que sea, ya sea en alguna fábrica, comercio u oficina llega a su hogar para realizar además las labores del hogar ya sea de limpieza, cuidado de los hijos o preparación de alimentos, entre muchas más, reduciendo de manera impresionante el tiempo que cualquier persona debe dedicar al descanso.

Y es que hoy en día con la integración de la mujer al ámbito laboral, ésta se ha convertido en un apoyo importante al sustento del hogar, o incluso en el sustento principal, sin comentar aquellos casos en el que la madre es el único sostén. Que cuando alguno de los hijos llega a enfermar y requiere cuidado intensivo, en la mayoría de las ocasiones la madre trabajadora es quien se ausenta de sus labores la mayoría de las veces.

Actualmente y posterior a la parte crítica de la pandemia de Covid-19, varias empresas están dispuestas a que sus madres trabajadoras laboren jornadas reducidas cuando esto es posible.

Sin embargo, una de las preguntas que pone sobre la mesa la abogada Marena De La Parra en su artículo “La Maternidad no es un fracaso” al hecho de que un número importante de mujeres se ven forzadas a pausar su crecimiento profesional y económico debido a su maternidad es ¿tiene que ser así?

El marco legal laboral para madres trabajadoras sigue sin ser favorecedor para ellas y el recién nacido. Tal como lo plantea la laborista De La Parra, quien pone como ejemplo el derecho a la lactancia, el cual aun con el beneficio que otorga, que puede extenderse hasta por seis meses y que consiste en dos descansos adicionales por día o la opción de reducir jornada, este sólo permite en el mejor de los casos la extracción de la leche materna. Pero no cumple con el objetivo de estar en contacto con el recién nacido. Lo que coincide con datos de la Unicef, que indican que menos de una tercera parte de los niños menores de seis meses reciben lactancia.   

Otra complicación frecuente es el cuidado de los hijos, ya que encontrar alguien confiable resulta todo un reto. Hay quienes confían el cuidado de sus hijos a vecinas o familiares, pero también están las que utilizan los servicios de guarderías auspiciadas por el IMSS que no tienen costo para las madres que trabajan en la formalidad.

Pero este servicio solo les resuelve el problema durante los primeros años de vida del menor, ya que a partir de la edad de seis años el servicio de cuidado de hijos por parte de guarderías no se otorga más, enfrentando la madre una vez más el dilema de quién cuidará de sus hijos.  

Se ha avanzado en muchos aspectos con relación a la creación de ambientes seguros, justos y accesibles para una madre que desea o necesita trabajar, pero es innegable que aún no se ha recorrido ni la mitad del camino. De ahí que la litigante De La Parra haga hincapié en la importancia de revisar continuamente las políticas de maternidad. ¿Favorecen el regreso de incapacidad por maternidad? ¿Existe un verdadero apoyo a la lactancia? Evidentemente no y tal como ella lo plantea, varias madres se ven obligadas a escoger entre su vida laboral y familiar como si la maternidad fuera un fracaso.