Por Juan Carlos Ochoa
En tiempos de campañas electorales los encuestadores nos volvemos muy “populares”, con esto quiero decir que muchos políticos (clientes) se acercan a nosotros para buscar conocer como está posicionado su partido o el candidato del momento.
En el tiempo que tenemos como empresa nos hemos encontrado con muchas percepciones equivocadas sobre la forma como se elaboran, funcionan, son interpretadas y utilizadas las encuestas electorales. Es por esto le comentaré algunas reflexiones sobre el tema.
Uno de ellos es que las encuestas “predicen el futuro”, eso no es verdad. Como es de conocimiento general, las encuestas funcionan como una foto en el tiempo del momento en el que fueron levantadas. Nos dicen el sentir ciudadano, que puede cambiar por diversos factores a lo largo del tiempo.
Un ejemplo claro es la experiencia que tuvimos en la elección anterior para gobernador de Sonora, en la que el PAN no tenía posibilidades, el margen estaba muy abierto para el PRI y el gobernador en turno Eduardo Bours tenía niveles de aprobación de su mandato por los cielos.
Sucedió el desafortunado evento del incendio de la guardería ABC y todo cambió. Elementos como éste son muy drásticos pero también pueden suceder otros menos notorios dentro de una campaña regular, como el exceso de confianza, la mayor inyección de recursos por parte del candidato, mayor proyección o el efecto de las campañas negras, entre muchos otros.
En conclusión, los encuestadores no podemos predecir el futuro con una encuesta, pero tampoco podemos tomar esto como una excusa a un trabajo mal realizado, en el que se plantea un escenario cercano al día de la elección y el resultado final es completamente diferente.
Algo así más bien habla de un trabajo mal realizado que de un cambio drástico en la preferencia de los ciudadanos.
Otro elemento con el que nos hemos encontrado es que los encuestadores generamos resultados favorables para nuestros clientes. Desafortunadamente se ha dado el caso de empresas creadas (ficticiamente) con el propósito de publicar información favorable para algún candidato o simplemente empresas “patito” con poca reputación que publican irresponsablemente resultados hechos al vapor o al modo para que algún candidato salga beneficiado.
Pero también existen empresas serias que no arriesgarán todo su prestigio y capital por apoyar efímeramente a algún partido. Ningún recurso económico dura tanto tiempo, mientras que el golpe a la reputación de la empresa sí es por siempre.
Dejando de lado a las empresas patito, la idea de que uno genera información para crear una sonrisa en la cara del cliente es tan absurda como la idea de que el médico le pueda decir a su paciente enfermo que no tiene nada y que está sano, solo para que se vaya tranquilo y contento a su casa. ¿Cuál sería el propósito de hacer algo como esto? ¡Ninguno!
Es el mismo caso para en las mediciones electorales, nuestra función es proporcionar un panorama real que ayude a tomar decisiones. Se me acaba el espacio pero no los mitos sobre el tema, nos leemos la siguiente semana.