Me refiero al que nos roba nuestro futuro; el fraude educativo.
El más reciente diagnóstico sobre el muy delicado estado de la educación en México fue ofrecido por el IMCO. Con datos tomados de la SEP se demuestra el desorden en el manejo de miles y miles de millones de pesos gastados escuelas inexistentes y en el pago de personas que se dicen ser maestros pero que no dan clases.
Este gigantesco gasto no produce el más mínimo resultado favorable para México y por supuesto es pagado con los impuestos que cada vez más y con mucho esfuerzo aporta la sociedad, nosotros.
El censo que con tino realizó el gobierno federal revela que existen más de 39,000 aviadores. Que también hay más de 30,000 maestros que cobran y no dan clases sino que hacen labores sindicales; más de 113,000 personas que cobran en una escuela pero están ubicados en otra; más de 114,000 personas que reciben pagos como maestros pero lo hacen a nombre de terceras personas que ya se jubilaron. Lo anterior representa un gasto de más de 35,000 millones de pesos cada año. Ante este robo, no en despoblado, sino peor aún frente a los ojos del país, ¿qué propone hacer el gobierno federal para detener el sangrado? ¿qué vamos a hacer nosotros ante este fraude?
La mayor evidencia de la escandalosa magnitud del fraude educativo en México son precisamente los niveles de desigualdad, de pobreza y de violencia que azotan a nuestro país. Estos son fruto y consecuencia de una educación que se queda corta en todos los sentidos. En demasiados casos nos dan “gato por liebre” y encima de eso nos roban con total impunidad.
El análisis de IMCO se suma al de otras importantes revelaciones producidas por organizaciones muy reconocidas en la materia como son Mexicanos Primero, México Evalúa y aquí en B.C. la COPASE.
Sin desestimar logros del Gobierno y sin dejar de reconocer la existencia de maestros verdaderamente comprometidos con la educación la verdad es que el rezago educativo, el dispendio gigantesco y el desorden sistémico apunta a que ya no se puede tapar el sol con un dedo o en este caso con un subsecretario de la SEP que salió a descalificar al IMCO por enseñarnos la realidad. La SEP, como autoridad responsable en el tema, debió haber asumido una postura reflexiva, autocrítica, incluyente y sobre todo propositiva en el sentido de decirnos que acciones y el tiempo que tomará para resolver este fraude.
Llama la atención que ante hechos tan escandalosos la sociedad en general pareciera aún no reaccionar con suficiente indignación y asumir una postura de sumarse a las exigencias y a las muy serias propuestas de solución que presentan organizaciones de la sociedad civil. ¿Será que estamos abrumados de tanto desorden en tantos lados? ¿Será que no vemos lo duro sino lo tupido. ¿Será que no vemos por donde o con quien sumarnos para apoyar, proponer y resolver?
No importa cuántas reformas se aprueben, Por buenas o necesarias que sean sino se resuelve de fondo el desorden y rezago en materia educativa nuestro país no saldrá adelante. De ese tamaño la consecuencia.
Los invito a consultar los sitios electrónicos del IMCO; Mexicanos Primero; México Evalúa y la COPASE. En ellos encontramos más información y sobre todo propuestas de solución y espacios de participación. También en www.finalabuso.org donde por lo menos podemos apoyar con nuestra firma electrónica.