Empleados quemados

Por Héctor Fernando Guerrero Rodríguez

Un exceso de pasado puede llevar a una persona a una depresión, un exceso de futuro la puede llevar a un estado de ansiedad, pero un exceso de estrés puede quemarla. Y si este estrés viene principalmente de actividades laborales, nos topamos con lo que se le llama empleados quemados. Este término viene la palabra en inglés Burnout, que puede traducirse como agotamiento o desgaste, pero al estar integrada por burn y out se le relaciona con quemar.

El llamado síndrome de Burnout es en resumen un estrés crónico y éste se hace presente por medio de un agotamiento físico y mental de tal manera que se extiende a lo largo del tiempo y empieza a tener efectos negativos en la personalidad y autoestima del trabajador. El agotamiento puede derivarse en pérdida de apetito, migrañas, insomnio e incluso periodos depresivos.

Entre los síntomas de este síndrome también puede presentarse un cambio en la conducta y actitud del colaborador mostrando indiferencia hacia lo que anteriormente le entusiasmaba, llegando incluso a niveles altos de irritabilidad. La productividad va disminuyendo y en lo que tal vez la persona era sobresaliente, deja de serlo y parecería no interesarle. Lo cual empieza a construir un círculo vicioso de frustración. Y si a lo anterior le agregamos los efectos de la pandemia y la incertidumbre que ésta generó, los empleados quemados han incrementado considerablemente.

De ahí la importancia que hoy en día, cuando la pandemia no termina de erradicarse pero que la forma de trabajar ha cambiado totalmente tanto para el colaborador como para quien tiene la responsabilidad de liderar equipos, las organizaciones tomen medidas que primeramente prevengan el Burnout y de ya tener indicios, que se haga un plan de acción para modificar las condiciones y cultura de trabajo, identificando qué lo provoca y qué lo alimenta.

Las causas pueden ser hasta un tanto contradictorias a primera vista, ya que, en un estudio realizado por la universidad de Washington, se afirmaba que la gente más apasionada por su trabajo le dedica largas horas descuidando otras áreas de su vida que eventualmente terminaran por generar un estrés crónico. Por otro lado, contrario a lo que se pensaba en décadas anteriores que actividades extra-laborales pretendiendo una integración de equipo en horarios fuera oficina, tienden a generar un estrés en lugar de lograr el objetivo buscado.

Hay empleados que llegan a manifestar su desagrado de que después de estar varias horas al día durante la semana con sus compañeros de trabajo, también tenga que dedicarles parte de su tiempo libre, para lo cual se deben hacer una serie de arreglos personales como cuidado de hijos, cancelación de compromisos familiares, etcétera.

Es indiscutible que los empleados quemados son menos eficientes, menos comprometidos y pueden ser hasta tóxicos para el resto de sus compañeros. Por lo que lo conveniente para las empresas de hoy es limpiar esos paradigmas que provocan esas grietas por las cuales el estrés puede colarse.