Por Recomendador
Esta serie de Televisión de la CBS fue creada en 2012 y va en su segunda temporada. El creador es Robert Doherty. Es una caprichosa recreación del Sherlock Holmes de Conan Doyle.
El personaje originario vivió –como ficción que es- en el Londres de 1887 y en los años siguientes. En esta serie, el personaje pasa al Nueva York de 2012, supuestamente, para curarse de una adicción a las drogas venida de una misteriosa decepción amorosa y, en vez del Doctor Watson aparece una compañera -supuestamente también- con altísimo nivel de inteligencia y se llama la doctora Watson.
Es estereotipo y lugar común decir que las segundas partes nunca salen buenas. Para quienes no admitimos esta generalización simplista, es preciso juzgar cada caso. En literatura, se llama paráfrasis a una obra que se escribe como una transformación o recreación de otra. En la música se dice: variaciones a un tema de Paganini, por ejemplo.
Dependerá siempre de la creatividad del autor que parafrasea el superar o no al modelo original. Claro, en el arte, el asunto es altamente subjetivo y opinable. Pero, claro, superar al autor originario no ocurre con mucha frecuencia. Suele ser excepción eso de superar al modelo original.
En este caso la recreación y traslado de Sherlock Holmes a Nueva York para resolver los casos más difíciles de la policía neoyorkina con la ayuda de la Dra. Joan Watson contener algunos rasgos ingeniosos, aunque un poco sobrecargados.
La rapidez de los diálogos no permite traducir con acierto la obra al español porque con frecuencia no se alcanzan a leer en tan corto tiempo.
Lo positivo de esta serie radica en el ingenio actual: los nuevos inventos de la época de la información, sus innovaciones y recursos técnicos, tanto electrónicas como de los laboratorios expertos en servir a la criminalística. El DNA y los recursos avanzados del espionaje tienen que ver también con la manera de resolver los casos más intrigantes.
El juego y el rejuego que se presenta entre los personajes principales actuados por Jonny Lee Miller, como Sherlock; Lucy Liu, como la Doctora Watson, Jon Michael Hill como el detective neoyorquino Marcus Bell y Aidan Quinn como el capitán Gegson.
La serie se convierte en su última temporada en episodios de espionaje con intrigas amorosas, familiares y que con numerosos ejercicios de deducción.
Para quienes gustan de una mezcolanza de géneros, no exenta de ingenio, esta es una serie que es posible bajar, por ejemplo, de Netflix, aunque aparece también en algunas estaciones de las empresas distribuidoras por satélite.
A algunos nos resulta difícil de creer ese juego de las agencias secretas mentirosas que recientemente han sido desenmascaradas por la prensa como desaforadas violadores de los derechos humanos fundamentales y modelos insuperables en la aplicación de muy crueles torturas.
Los modos de mostrar las costumbres como ajenas a la ética, sobre todo en el ámbito de las costumbres -amor y vida sexual- son también muy discutibles.