El poder de las marcas

Por Juan Carlos Ochoa

Las campañas electorales están por terminar en unos cuantos días y tal pareciera que apenas van a iniciar. Probablemente sea el período electoral mas desangelado e incipiente que me haya tocado vivir.  Lo que pintaba ser como un momento interesante en la historia de Tijuana por tener un buen nivel de candidatos pasó a ser una elección gris,  sin el aporte de ideas y propuestas creativas por parte de la mayoría de los candidatos que nos hagan al menos visualizar un cambio drástico en la ciudad que tanto lo necesita.

Por otro lado, será una elección sin sorpresas en la que si algo es seguro es que el ganador será azul o rojo y en la que ganará la que pueda hacer que su voto duro se active y  pueda movilizar a mas gente el 5 de Junio.

Y es que aunque tenemos tantas opciones de candidatos solo dos de ellos  de acuerdo a encuestas serias, entre ellas las mediciones propias realizadas por FOCUS, tienen posibilidades reales.  Todo parece indicar que el potencial de los punteros más que ser basado enteramente en sus méritos propios como candidatos o por la “gran” campaña que han realizado, se debe más bien al valor de la franquicia o marca que representan. 

Esto lo podemos notar de manera muy clara en la ciudadanía al momento de levantar encuestas, vemos a un “público” desinteresado, cansado y escéptico de los políticos  y la política, que basarán su decisión, si deciden hacerlo, en lo que ya conocen que en este caso es votar por las marcas conocidas sin realizar un análisis aunque sea ligero de las otras opciones existentes.

Así es como podemos notar que las grandes marcas pesan y que romper con esa inercia es algo complicado, sobre todo con un mercado al que no le interesa el producto.

Pero el poder de la marca no solo beneficia a los grandes y más antiguos, es muy claro también que algunos partidos chicos la jugaron de “muertito” todo el tiempo, sin aportar nada de valor y buscando sólo mantener presencia en la mente de los electores por si acaso salen a votar por ahí les “salpique” algún voto por acordarse de alguna canción pegajosa como la de “llegó la hora del movimiento, movimiento naranja….”, o que se acuerden del (estúpido) spot de televisión donde le mandan un mensaje a Donald Trump, que resulta ser más un insulto a la inteligencia que algo con un ligero aporte de ideas.

Desafortunadamente veremos que partidos como estos que basan su estrategia en el marketing político más barato conservarán su registro, mientras que otros nuevos integrantes que no lograron posicionarse al menos de estas maneras tan “básicas” no pasarán a la siguiente ronda.

Esperemos que estas campañas no den como resultado un menor nivel de votación y que cada quien haga conciencia propia y a los suyos de votar  por quien consideremos el mejor elemento, tratando de dejar de lado la influencia de las marcas, ya sean chicas o grandes.