El migrante compulsivo

TIJUANA.- En Tijuana, Martín Zenteno plantó la semilla de una carrera académica de más de un cuarto de siglo.

El Subsecretario de Población Migración y Asuntos Religiosos ha sido a lo largo de su vida un migrante compulsivo que brincó de su natal Mazatlán a Monterrey y de ahí a Tijuana.

Fue en Tijuana donde Martín Zenteno plantó la semilla de una carrera académica de más de un cuarto de siglo con la generación fundadora del Colegio de la Frontera Norte.

Para Zenteno, el trabajo del tijuanense marca diferencias con el Centro de la República por su capacidad emprendedora y su cultura del esfuerzo y la lucha contra la adversidad.

El Subsecretario piensa que no hay triunfo sin responsabilidad social, y todos los esfuerzos del trabajo académico y la función pública deben enfocarse hacia la creación de políticas y acciones que apoyen a quienes menos tienen.

Aunque pasa buena parte de su vida estudiando y escribiendo, Zenteno se da tiempo de divertirse. Es un aficionado al tenis, y en cuestión musical, el rock de los 70 y la trova cubana marcan la pauta.

Platicamos con Zenteno en su oficina en el palacio de Bucareli y minutos después salimos a caminar alrededor del Monumento a la Revolución. Esto fue lo que nos comentó.

¿Qué significa Tijuana para usted?

Para mí Tijuana significa especialmente el inicio de mi vida académica y como profesionista de la investigación. Yo estudié mi maestría en el Colegio de México del 83-85, estuve trabajando un año en Inegi y la primer oferta que yo tuve para iniciarme en el mundo académico fue en el Colegio de la Frontera Norte, en aquel momento cuando iniciaba en 1986 el Colef, como se le conoce en Tijuana. Pues eso para mí significa mucho. No solamente la oportunidad de arrancar lo que ya son 25 años de carrera académica, sino también para los que tienen memoria de esa época pues era un momento muy difícil en el país por la crisis profunda que se estaba viviendo en México en aquel momento. Entonces ese inicio de mi carrera, esos momentos fueron para mí descubrir la vida fronteriza que nunca había vivido, eso significa Tijuana. 

Usted que ha vivido en tantas ciudades ¿cómo ubica a Tijuana en el contexto nacional?  

Tijuana es la amalgama de muchas culturas.  Yo recuerdo muy bien en esa época que llegué, porque la migración tradicional histórica de finales de los años 70, principios de los 80 a Baja California, era de gente de Michoacán y de Jalisco.  Sin embargo en los años 80 llega una nueva ola, que es la migración de los estados de Sonora y Sinaloa. Me tocó ver mucho la transformación cultural de Tijuana en los años ochenta donde llega más la onda grupera, la banda, los mariscos y eso se empieza a fusionar con lo que ya existía tradicionalmente en Tijuana de la cultura de la birria, de las formas del centro occidente del país que es lo que había dominado históricamente.

¿Qué es lo que define al tijuanense?

Yo creo que parte de la esencia del bajacaliforniano y del tijuanense tiene que ver con la oportunidad, es decir, de encontrarse muchos de ellos que han llegado en situaciones realmente de pobreza y que han encontrado en Tijuana oportunidades económicas. La región fronteriza binacional es algo también muy característico, es decir que es gente que se puede amalgamar también muy bien en la parte binacional, aprovechar muy bien las condiciones de vida cultral, económica y comercial que da la frontera.

Ahora que hay tantos tijuanenses en el Gobierno Federal ¿qué es lo que los distingue de los demás?

Se nota el trabajo del tijuanense, hay una diferencia con el Centro de la República. Es difícil decirlo pues son muy diferentes las condiciones, en el Norte las condiciones de trabajo son más que se pueden aprovechar, son más claras, precisamente porque hay ventajas comparativas de vivir en el Norte. Finalmente los que han llegado a Tijuana es gente que viene del Centro del país. Tijuana es de las pocas ciudades que sigue recibiendo migrantes.

¿Cuál es para usted el concepto de triunfo?

Yo creo que el concepto de triunfo es muy relativo, decirlo de esa manera podría resultar algo soberbio. Yo creo que la manera en que uno va sabiendo si las cosas funcionan o no es si lo que te has puesto como meta, sobre todo tu responsabilidad social está realmente plena o desarrollada en tu vida, no es que sea el triunfo, sino en la medida de lo que tú has definido que es tu responsabilidad y tu ser y qué tan cerca estás llegando de esa meta. En mi caso ha sido la parte académica por muchos años, poder generar algún conocimiento que tenga valor para pensar los problemas del país y en mi caso los temas demográficos, los temas de migración. 

¿Qué significa la migración para usted?

En la mayoría de los casos migrar es igual a oportunidades y es por eso que tantos mexicanos viven en los Estados Unidos, tantos mexicanos del interior del país viven en la frontera, tantos mexicanos viven todavía en la Ciudad de México.  No todo es éxito en la migración, a veces hay tragedias, pero es la propia experiencia y la cercanía, el diálogo que he tenido con muchos migrantes, me ha hecho muy sensible para saber sobre todo qué soluciones hay.

¿Qué piensa hacer cuando concluya su labor en la función pública?

Mi vida académica es lo más importante que tengo, donde he construido muchas cosas también ahora en esta oportunidad en la Subsecretaría de Población y Asuntos Religiosos lo más importante para mí lo que tengo muy claro en mi vida y hasta cierto punto de nostalgia es llegar, sobre todo con la experiencia que ahora tengo, es llegar a escribir, a pensar los problemas de la migración en México.   

¿Qué música le gusta escuchar a usted?

Me gusta mucho Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joaquín Sabina, me gusta mucho la música de los años 70, desde Queen, Rod Stewart, Kansas, América, pero tiendo más a la cuestión nostálgica del rock de los 70 y la trova cubana. 

¿Cómo se imagina a Tijuana dentro de 20 años?

El reto que tenemos enfrente es que tenemos romper esa frontera y ser la Tijuana Innovadora en la visión del mundo moderno del siglo XXI, construyendo la gran oportunidad de vivir cerca de Estados Unidos y al lado de una economía como la de Estados Unidos. 

Me imagino a Tijuana con más infraestructura, con menos rezago, con suficiencia y sustentabilidad en los temas de agua y medio ambiente, sin muros, totalmente abierta la frontera con Estados Unidos con un mayor intercambio comercial, de vida, familiar y humana como existe pese a todo a pesar de todo lo que tenemos que vivir para convivir binacionalmente. Más desarrollado y menos desigual con la economía de California.