El éter de las redes

Por Maru Lozano Carbonell

Para muchos, sobre todo jóvenes, las redes sociales es el lugar más seguro para expresarse, incluso que su propio hogar, la escuela o sus amistades. Hoy se practica algo bautizado como “sadfishing” que es exagerar las emociones ante los problemas personales con expresiones que llaman poderosamente la atención, así se obtiene respuesta inmediata y se siente satisfecho el vacío aquél.

Pareciera pensarse que entre más se cuenten los problemas personales en redes, menos efecto doloroso tendrán. Se confía más en el efecto etéreo que dan los likes y comentarios que en amigos y familiares, quienes en realidad nos conocen.

En redes pasa todo con un clic sin sentir pesadez. A todos nos ha tocado lidiar con gente a quien preguntas cómo está y te contesta: “Pues más o menos, en realidad no sé ni cómo estoy de pie hoy, lo que estoy viviendo no se lo deseo a nadie… ya quisiera estar como tú, tener tu fortaleza… pero bueno, supongo que no hay mal que dure cien años… No he podido ni comer…”.

Cuando te encuentras gente así no se sabe si empatizar o simpatizar, ya la alegría y entusiasmo parece que no van y hay que ponerse triste y “a tono” con el amigo gris.

En redes caen gordos aquellos que ponen carita triste y a lo mejor una frase como: “En manos de Dios… fuerza…”. O ponen un listón negro marcando luto, pero no escriben quién murió. Entonces los que leemos tenemos tres opciones: Pasamos de largo, ponemos una carita triste o enganchamos preguntando y comentando porque no queremos recibir reclamos posteriores.

El “sadfishing” es un mecanismo de defensa y supervivencia de quien lo practica, visto desde el punto de vista psicológico; pero visto desde la óptica de quien escribe en redes, es una forma de desahogo, de expresión y de confort. Es en resumen un tema de validación. Como cuando antes no existía el internet y se escribía en un “diario”.  Parece entonces que “o soltamos, o soltamos”.

La serotonina es necesaria y escuchar el sonidito de que se recibe una notificación ¡libera esta sustancia! Está comprobado que poner cosas lindas no genera tanta emoción y adrenalina como exagerar practicando la pesca de atención a través de la tristeza.

Lo malo de esto es lo vulnerables que nos volvemos. Si se es muy débil, con auto-estima baja, los pedófilos, delincuentes o estafadores podrían agarrarse perfectamente de la tristeza evidente y por ahí conquistar.

El reto está en ganar “likes” en positivo publicando solo aquello que genere una sonrisa. De esta manera se aprende a enfocar en el polo adecuado. Mejor generar serotonina a través del ejercicio, de ciertos alimentos, de la literatura agradable, de completar tareas, de contactar un familiar y un amigo al día, de practicar ese pasatiempo que tanto agrada, de meditar y estar respirando en congruencia con gratitud, poniendo esa música agradable, practicando algo artístico.

Agregando a lo anterior, dándose a los demás uno deja de necesitar las redes para el tiradero emocional que, por supuesto, nadie juntará. Si se busca la calidez real donde uno dé su tiempo, amor y sabiduría, el beneficio que se recibe es un reflejo inmediato que regala salud física, emocional y espiritual. Trascendencia segura, ¡optemos por el “happyfishing”!