Recordarán que en la primera parte de esta historia les platiqué un poco de la historia de Boeing y del abusivo chantaje que ejerció al gobierno, para que a costa del salario y las pensiones de los trabajadores de Washington, la empresa obtuviera subsidios por 9 mil millones de dólares hasta el 2040.
De hecho la exhibición de fuerza de la empresa a menudo se justifica debido a que la compañía Boeing es el más grande empleador del estado. ¿Quién manda en el mundo? ¿Los gobiernos? ¿Las personas? ¿Las empresotas? ¿O los Slims del planeta?
Cuando Boeing pide un favor, la legislatura estatal a menudo se lo da (una y otra vez). La colusión bipartidista con las demandas de Boeing se da fácilmente, con los republicanos que nunca reconocieron que les disgustó una rebaja de impuestos, y los demócratas que argumentaron que estaban salvando puestos de trabajo para su circunscripción. Ganar-ganar, ¿no?, Boeing tiene estatus de paternalista en el estado, y pocos lo cuestionan, no importa su política, tradicionalmente ha disfrutado de exenciones de impuestos de ventas y otras exenciones concedidas a ningún otro negocio en el estado.
La amenaza de perder el negocio a favor del europeo Airbus, normalmente es motivo suficiente. Esto fue especialmente cierto antes de que Microsoft y el boom de las dotcom, diversificaran la fuerza laboral del estado en la década de 1990. Cuando la burbuja de las dotcom apareció, Boeing se mantuvo número uno, no hay que olvidar que estar en la cima significa más poder para el chantaje. En 2001 argumentando un clima de negocios hostil, trasladó su sede a Chicago, pero las plantas se mantuvieron en Washington. De 2003 a 2012, Boeing ganó $35 mil millones de dólares y recibió $1.8 millones en reembolsos de impuestos federales.
Si la propuesta de Boeing para fijar los salarios mínimos, sacrificar las pensiones, y asegurar ventajas fiscales injustificadas no es lo suficientemente atroz, está el hecho sorprendente de que el CEO de Boeing , Jim McNerney encabeza la Mesa Redonda de Negocios (grupos de presión que tratan de aumentar la edad de elegibilidad para el Seguro Social a 70 y reducir los pagos a través de los ajustes del índice de inflación). Todo esto mientras que Boeing disfruta de récords en utilidades y precio de las acciones. Todo esto pasa mientras siguen las protestas de altos costos laborales y la necesidad de seguir teniendo más beneficios fiscales, ¡Esto está de risa loca! ¿Quién manda aquí?
El sindicato abrazando su papel tradicional como supuesto protector de la clase media, ha decidido que este arreglo inexpugnable entre Boeing y el estado de Washington, necesita ser cuestionado y confrontado. Argumentan que no se puede confiar en los representantes de los gobiernos estatal y federal para abogar por un salario justo (¡que raro!). “Proteger nuestra Seguridad Social, y regular el comercio con justicia”, “La mano de obra debe afirmarse luchando por preservar sus beneficios”, y “La demanda de que nuestros impuestos no subsidien la generosidad corporativa a expensas de la clase media”. Sin comentarios, nos vemos la próxima semana.