Por Guillermo A. Sánchez-Aldana
Para los que leyeron la nota de la semana pasada recordarán que entre el listado de cuestiones a falta de definir o de concretarse dentro de la Liga MX hubo una mención muy breve pero notable sobre la posibilidad de que para la siguiente campaña existiera un regreso inesperado más nunca solicitado de un sistema de repechaje, en donde la liguilla se expandiría para darle acomodo a más equipos y a su vez tener más partidos de postemporada. Y se mencionó cerca del final del artículo anterior y en tan sólo una oración porque en su momento parecía ser lo de menor relevancia a comparación de todo lo demás que estaba sucediendo en cuanto al fútbol de nuestro país, además de que la mera idea de restaurar este sistema tan repudiado del repechaje parecía ser una idea más que alguien aventó al aire con desdén para ver si podía convencer a un grupo selecto de personas de que era una buena idea. Para uno esto se ubicaba en lo más bajo de la lista de prioridades, pero pensándolo dos veces debió haber sido obvio que con la junta de directivos que se venía éste sería uno de los principales temas de discusión; lo demás o todavía no es o ya pasó, sólo hay que aceptarlo y seguir adelante. Pero bueno, uno le sigue dando vueltas al asunto y ya es momento de hablarlo para no volver a tocar el tema.
Ahora bien, tomando en cuenta la tónica de esta nota queda claro tanto que la decisión de restaurar el repechaje en la liga mexicana se anunció de manera oficial y que para uno es una pésima idea. Después de todo se está hablando de tener una liguilla con la participación total de 12 equipos distintos bajo el pretexto de aumentar el nivel de competencia cuando hay una frase sumamente apropiada que dicta que “no es la cantidad sino la calidad” la que verdaderamente hace la diferencia. Bajo este “nuevo” formato los primeros 4 clasificados tendrían una semana de descanso, mientras que los 8 restantes se enfrentarían al estilo de la ahora antigua liguilla (el 5to contra el 12vo, 6to contra el 11vo, etcétera), y dándole oportunidad a conjuntos que no merecerían llegar a la postemporada bajaría seriamente la calidad de la liguilla. De por sí el formato de liguilla es uno que lleva años siendo criticado, ya que para muchos el concepto de tener una sola campaña al año, tal y como se hace en Europa, tiene más sentido que dividirla en dos. Con torneos largos se le da prioridad al hecho de formar un equipo competitivo para lograr buenos resultados durante todo el año, mientras que con torneos cortos se busca más el resultado inmediato. Son dos estilos distintos y habrá opiniones divididas sobre cuál es mejor, pero lo que sí está claro es que se está promoviendo la mediocridad con una postemporada que admite al 66 por ciento de los equipos compitiendo.
En fin, es aparente que la inconformidad ante esta situación sale sobrando y que como muchas otras decisiones dentro del fútbol mexicano ésta también se dio por cuestiones económicas. Con 12 equipos se agregan 8 partidos de liguilla y con ello toda la ganancia monetaria que eso implica, dejando claro por enésima vez que dinero mata futbol.