Por Juan Carlos Ochoa
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, (OCDE) que concentra a 34 países miembros realiza diferentes tipos de mediciones económicas y recientemente ubicó a México con un nivel de desempleo del 4.4%, por debajo del promedio de los países miembros (7%) y en los niveles más bajos solo atrás de Corea (3.4%) y Japón (3.6%). En Tijuana, según la Secretaría del Trabajo este mismo nivel se ubica en 5.3% en el mismo período.
Al ver estos datos duros me sorprende el hecho que en Tijuana que es una ciudad dinámica económicamente, la tasa de desempleo sea mayor a la del País.
Pero me sorprende más al contrastarlo con mi experiencia y la de muchos otros empresarios con los que me ha tocado platicar, ya que todos coincidimos en que la gente, al menos una gran parte no quiere trabajar.
Los casos se repiten en todas las industrias, personas que al parecer buscan empleo pero rogándole a Dios no encontrarlo.
Un ejemplo que seguramente muchos encontrarán familiar es el de recibir solicitudes de empleo cuando se abre una vacante, las personas van a entrevista, se les explican los detalles del trabajo, confirman su interés en el mismo, se les cita a presentarse a trabajar y confirman muy formalmente que lo harán a la hora acordada. ¿Y que sucede? Nunca llegan!
Es casi regla que de 10 personas supuestamente muy necesitadas de trabajo se presentan 2 al primer día de chamba. ¿Qué explicación podría tener esto?, ¿Será que los mexicanos no nos podemos comprometer en serio?, ¿O que no sabemos decir que no?.
Estas son preguntas que por años me han rondado en la cabeza y que hasta el momento no he podido encontrar una respuesta, porque tal parece que con o sin crisis, con o sin necesidades los resultados son los mismos.
En mi caso en particular, al momento de contratar encuestadores se les dice que ganarán de acuerdo al número de encuestas que realicen, lo cual debería ser considerado como un incentivo, ya que pueden tener ingresos muy superiores a los de un empleo regular, sin embargo en la gran mayoría de los casos no es considerado así por los solicitantes, recibimos respuestas como: “Estoy buscando un trabajo que pague un sueldo fijo” (aunque sea menor ingreso).
Mi lectura de la situación es que ellos hacen la asociación lógica: “Como sé que no voy a trabajar mucho entonces no ganaré mucho”.
Estas situaciones más allá de dificultar la labor de las empresas son una gran decepción de la “cultura” del Mexicano, del conformismo, de no poder comprometerse no con la empresa, sino con ellos mismos y con el bienestar de su familia, de buscar la manera de esforzarse lo menos posible y hacer solo lo suficiente.
No busco generalizar, se que hay muchas personas trabajadoras que se esfuerzan día a día, así que definitivamente no es un problema de capacidad sino de actitud, que espero que con educación en el mediano plazo podamos revertir.