Del Talento Humano y algo más: Trabajo Infantil

Como cada año, este 30 de abril también se celebró el día de niño y son diversas las formas en la que se festeja esta fecha en escuelas, guarderías y distintos lugares de la ciudad. Y derivado de esta fecha, el tema que será sin duda alguna recurrente, será el relativo a los derechos universales de los menores, los cuales se enlistan en la Declaración de los Derechos del Niño aprobada por la ONU en 1959.

Tal documento establece en su principio número nueve, que a todo niño se le debe proteger de cualquier tipo de explotación y que no debe permitírsele trabajar antes de una edad adecuada. Por otra parte, el Convenio 130 de la Organización Internacional del Trabajo, refiere en el tercer párrafo de su artículo 2, que la edad mínima no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar, o en todo caso, a quince años. Por tal razón nuestro país aún no puede ratificar este acuerdo, ya que permite legalmente una edad mínima para trabajar de catorce años.

Recientemente el Subsecretario Federal de Inclusión de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, José Rubí Salazar, compartió durante la instalación de la Comisión Estatal para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de Adolescentes en Edad Permitida en Baja California el impactante dato que tan solo en nuestro estado existen aproximadamente 64 mil 200 niños trabajadores, de los cuales de acuerdo a sus propias declaraciones, un 65 por ciento laboran en actividades relacionadas con el comercio, un 20 por ciento en actividades de transformación y el resto el sector primario.

Tal situación resulta ser aún más grave cuando es sabido que una gran parte de esta población infantil ha abandonado sus estudios para únicamente laborar, negándoseles así otro sus derechos universales como niños, que es el acceso a una educación de calidad. Otro agravante son también los peligros a los que se ven expuestos de manera cotidiana, principalmente aquellos que están inmersos en alguna actividad comercial en las distintas calles de esta ciudad, o peor aún, obligados a pedir caridad a los transeúntes.

Impedir el trabajo infantil es una responsabilidad de todos los sectores, ya sea de las empresas no contratando menores de edad;  del sector educativo, facilitando el acceso a la educación a los niños y orientando a los padres para evitar la deserción escolar; pero también  y principalmente del sector gubernamental, estableciendo un marco jurídico en el que se sancione severamente a quien incumpla con la prohibición de emplear a quienes no cuentan con la edad mínima para integrarse a alguna actividad laboral.

Una ciudad que permite que una parte de su población infantil esté trabajando en sus comercios, en sus calles o donde sea, es una ciudad que aniquila su autoridad moral y merma su capital humano en el mediano y largo plazo, ya que aquel niño que un futuro pudo haber contribuido al desarrollo de la sociedad con su capacidad y talento, termina convertido en un grave problema a resolver por parte de la misma sociedad en términos de seguridad, salud, pobreza extrema entre otros.