Del Talento Humano y algo más: La escasez de talento especializado, un tema minimizado

Hace algunos años nuestra región y en especial nuestra ciudad de Tijuana, se había caracterizado por su baja tasa de desocupación, la cual era producto de una sobreoferta de empleo que daba como resultado entre otras cosas, un muy bajo nivel de retención de talento.

 Eran tiempos en los que se podía decir que el que no tenía empleo, era porque realmente no quería trabajar, ya que incluso aquellos elementos con un número limitado de competencias y a un nivel muy básico, podían encontrar donde laborar siendo bien remunerados y eventualmente darse el lujo de hasta cambiar de empresa por un salario ligeramente más alto.

Hoy en día la situación en términos laborales es distinta, tanto en su dinámica como en su complejidad, ya que a pesar que la tasa de desempleo se ha visto prácticamente triplicada en la localidad, lo cual en términos lógicos indica que hay un número mayor de personas en búsqueda de una oportunidad laboral, la triste realidad es que la gran mayoría no cuenta con el grado ni el tipo de preparación adecuada para ocupar muchas de las vacantes que se ofertan, principalmente a nivel profesional, derivándose a grandes rasgos en una escasez de talento.

Existen directivos de empresas transnacionales con representación en Tijuana, que hacen grandes esfuerzos de convencimiento ante sus respectivos corporativos para atraer empleos, no solo de manera cuantitativa, sino también de forma cualitativa. Sin embargo tal escasez de talento los enfrenta una vez transferidas las funciones negociadas para ejercerse localmente, al reto de encontrar candidatos con el perfil adecuado, que al no hallarse en la región, deben importarse de otras partes del país, resultando esto en un encarecimiento del proceso de atraer, integrar y retener personal especializado de alto desempeño.

El papel de las autoridades en una situación de esta índole es de suma importancia, ya que de primera instancia, deben actuar como un facilitador de condiciones de acercamiento entre el sector empresarial y el académico, que ambos interactúen de forma tal, que los centros educativos ofrezcan programas de los cuales egresen profesionistas que cuenten con los conocimientos adecuados que les permitan aumentar nivel de empleabilidad. Que las empresas a su vez se vean incentivadas a abrir sus puertas a los institutos y universidades, para que los alumnos de estas últimas cuenten con una formación mucho más práctica.

Desafortunadamente, a pesar de ser esta una cuestión trillada y por mucho analizada, es innegable que quienes conducen actualmente las instituciones y dependencias a nivel local, estatal o incluso federal y que están relacionadas con el tema laboral y educativo, han mostrado muy poco o nulo interés y conocimiento en la materia. Se habla de cruzadas contra el desempleo atrayendo grandes inversiones, lo cual es bueno, pero se está dejando desatendido en el corto y largo plazo el reto de contar localmente con una población económicamente activa que cuente con las competencias técnicas y humanísticas para poder ocupar los puestos que puedan generarse.

Reducir la tasa de desempleo requiere la participación activa e innovadora del sector empresarial, educativo y gubernamental, pero si este último no se decide abordar la problemática o lo hace de manera inadecuada, de poco o nada servirán los esfuerzos que hagan las otras dos partes.