Por Guadalupe Rivemar
Ama la historia. Investiga, pregunta, se asombra, conversa y escribe y escribe y escribe. Es David Piñera y en estos días a propósito de celebrar que ha cumplido ochenta años de haber llegado a este mundo, ha corrido mucha tinta en su honor. No seré la excepción. Por lo general trato de evitar los temas de moda o coyunturales, aunque sean importantes procuro buscar una salida por la tangente. Parece que es mi naturaleza, asumir que todo está dicho ya por escritores con voz autorizada, y no hay nada que pueda agregar. Sin embargo en esta ocasión he de sumarme con gusto a celebrar el cumpleaños de David.
Y me refiero el por su nombre de pila, no por confianzuda o por faltar al respeto, sino porque ciertamente lo considero cercano. David ha estado presente en mi escenario citadino ya por décadas, siento que lo conozco desde hace tiempo y que le debo mucho, al igual que todos los que merodeamos el ámbito de la cultura en esta Tijuana. Le debo tiempo, le debo palabras, le debo gratitud y le debo su abrazo porque con tanta gente que acudió al merecido homenaje que se le ofreció en el CECUT, era difícil abrirse paso para saludarlo.
Es curioso, David quien estudió leyes pero obtuvo su maestría y doctorado en historia, ha recibido los más altos honores académicos como historiador y sin embargo, lo considero tan lejos de la imagen tradicional del estudioso intelectual que se encierra en su torre de cristal, al contrario, ha sido parte de la comunidad desde que arribó a Baja California de su natal Nayarit, y se ha convertido desde entonces en un motor para impulsar instituciones que han sido fundamentales para el desarrollo de la cultura de nuestra ciudad.
Ya sea desde la Universidad Autónoma de Baja California, al frente del Instituto de Investigaciones Históricas, o desde el recinto de la Sociedad de Historia, en congresos o en conferencias, es un gran divulgador que además organiza, promueve, propone y entre uno y otro libro se da el gusto de celebrar la vida con un entusiasmo y una energía que muchos envidiarían.
Sus obras publicadas suman más de 20 y son referencia obligada para conocer el registro de los aconteceres, del ayer y del hoy porque David es un hombre vigente que observa el día a día, con inteligencia y lucidez. Su trabajo es indagar en lo pasado y en lo actual para intentar definir lo que somos, para entendernos a nosotros mismos en un contexto singular, y quizá también para echar un vistazo al porvenir.
¡Qué gusto formar parte de este escenario urbano y tener el privilegio de coincidir en tiempo y en espacio con un personaje como David Piñera! Desde aquí gracias por todo, por los libros, por las historias contadas y por las que faltan de contar. Gracias por los jóvenes que siguen tus pasos. Gracias por el ejemplo, la disciplina y la constancia. Por la amistad y sobre todo, por la familia.