¿Cuál es el límite de su tolerancia?

Por El Recomendador

Es importante preguntarle ¿cuánto aguanta usted, como espectador de una película o de una serie? Empieza a usted a verla y, después del segundo episodio, llega a la conclusión de que le está gustando. La historia misma y la manera como se la relatan, va bien. Entonces, decide seguirla viendo. Pero un poco más adelante, llega un momento en que usted se da cuenta de que quieren engañarlo que el relato ya degeneró y los personajes se convirtieron en insoportables…

Hay muchos ejemplos:

1.- Usted se da cuenta de que la telenovela está siendo alargada para que dure más tiempo y la televisora siga teniendo rating y anuncia más. Ya le inventaron, por ejemplo, seis anécdotas adicionales con personajes secundarios que no son los centrales del relato inicial. Le están a usted haciendo retrospecciones inútiles y repetitivas. Suspenden el relato principal para meterse en otros para alargar la duración. De repente, el que ha figurado como el héroe invencible, hace un berrinche y tira la pistola para retar a golpes, por puro gusto, a los malos. Viene una pelea cruel, carnicera y nadie se muere ni va al hospital. Alguien recibe diez balazos y los dos que eran “de muerte” se curan de maravilla mediante una operación brillantísima e improvisada. Pronto, el héroe se quita las sondas y se para para pelear de nuevo a puñetazos y empezar a pegar de brincos mortales.

2.- De repente los muy malos se empiezan a hacerse compasivos.

3.- De repente, los que aparecieron como muy buenos se empiezan a convertir en malos.

4.- De repente, se empieza a sospechar de todo el mundo podría ser el asesino serial…

5.- De repente, la historia no se quiere acabar, se le niega el desenlace para dar lugar a una quinta o sexta temporada: el Rambo número 15 o una tercera temporada de la serie que aparece ante sus ojos y ante su opinión como un típico fraude para estirar de manera ridícula una historia que ya no da para más. Los personajes ya han vivido veinte veces y quieren darnos de ellos una aventura número veintiuno, aunque sea absurda.

Si una serie o una película tiene éxito, hay que hacerle segundas partes, quintas y sextas temporadas. Una serie que ya no da más de sí, hay que seguirla contando.

Con lo dicho hasta aquí, la pregunta que debemos de hacerle a la audiencia y a cada espectador se vuelve más dramática:  ̶ ¡Oye, ¿Qué tanto te respetas a ti mismo, como para seguir viendo, por inercia, un espectáculo o una historia que se vuelve insoportablemente fraudulenta?

Todos queremos oír cuentos fascinantes de Sheherezada. Trabajamos mucho y queremos descansar con un relato bien contado, entretenido, intrigante, bello. Queremos fascinarnos y quedarnos picados para mañana. Somos los sultanes que quieren ser fascinados por un cuento como cuando fuimos niños. Pero si ya no ocurre eso, ¿nos conformamos a convertirnos en los cautivos de una empresa sensacionalista, pornográfica y que abusa de la violencia? ¿Nos conformamos con que nos estafan, con que nos dan gato por liebre y, no hacemos nada, sino que seguimos viendo la TV, como robots? Y si nos están dando un bodrio para descerebrados, ¿nos quedamos conformes? ¿Cuánto aguanta Usted?