Conócete a ti mismo

Por Juan Manuel Hernández Niebla

“El YO es amigo de la persona que tiene control de sí mismo, pero para una persona sin dominio de sí, el YO es como un enemigo de guerra”, Bhagavad Gita

La mente es el punto de partida de todo lo que hacemos y como actuamos. Una mente sujeta a emociones y el pasado, mayormente genera decisiones equivocadas.

Para tomar control de tus emociones, primero debes conocer tus debilidades y temores.

La vida es una contienda donde enfrentamos situaciones desagradables, relaciones destructivas y compromisos riesgosos. Muchas veces nosotros somos nuestro principal obstáculo. Dependemos de nuestros pensamientos y la forma de ver al mundo.

Normalmente nos concebimos como criaturas racionales, pero en realidad somos seres totalmente emocionales; por lo que cuando creemos actuar a través de la razón y el pensamiento, lo que con mayor frecuencia dicta nuestra conducta es la emoción.

En el quehacer diario, mantenemos las cosas en aparente calma y control. Pero cuando se nos presenta una situación adversa, nuestra racionalidad se desvanece, reaccionando con temor, enojo y confusión. Para revertir esto, no se necesita más conocimiento ni intelecto, sino disciplina y reciedumbre.

A continuación, algunas ideas que pueden ser concebidas como maneras de templar tu mente, cada una de ellas como contrapeso al sentimiento.

Exponte al conflicto. Fortalece tu mente exponiéndola a la adversidad. Enfrenta tus temores, deja que salgan a flote.

No te desanimes, no dudes de ti, no seas innecesariamente cauto. La cautela es sólo una pantalla de nuestro miedo al conflicto y al fracaso. Lo que necesitas es duplicar tu resolución: fortalecer tu seguridad en ti mismo.

Sentirte culpable, ofendido o victimado es igualmente inútil, estás concentrándote en ti mismo y tus sentimientos. Externa tu sentir y enfrenta a tu adversario. Ellos brindan muchos dones, te motivan y ajustan tu razonamiento. No te acobardes ente la idea de tener enemigos; el conflicto es terapéutico.

Sé autosuficiente. No dependas de los demás, esto te vuelve vulnerable a la traición, a la decepción, y a la frustración. Para esto, tendrás que ampliar tus habilidades. Ármate de prudencia y nunca bajes por completo la guardia, ni siquiera con tus amigos.

No te intimides. Recuerda que la persona frente a ti es un simple mortal, igual a ti. Enfócate en ella, redúcela a su verdadera dimensión.

Un adversario sacará lo mejor de ti. Cuanto más grande sea, mayor será tu recompensa. Es mejor perder ante un contrincante valioso que ganar a un enemigo pequeño. Recuerda que ser atacado es signo de que eres suficientemente importante para ser objetivo. Disfruta la atención y la oportunidad de ponerte a prueba.

Desarrolla tu intuición. Entrena a tu mente para reaccionar más rápido. Nuestro “sexto sentido” tiene mayormente razón. Si la conducta de alguien te parece sospechosa, seguramente lo es.

En la medida que te conozcas a ti mismo, que evites esas trampas sicológicas que te frenan, es en la medida que mantendrás la calma ante circunstancias difíciles, conservando tu equilibrio mental frente a las situaciones más adversas.