Por Ana Celia Pérez Jiménez
Muchos andan por el mundo y vida pretendiendo un derroche a consecuencia de un exceso de éxito y felicidad, ¿tienen de más y que hacen con ello te preguntan? Con esa sonrisa sarcástica como que sacada de revista e inventada, con la careta y el actor. Hablan de plenitud como si fuera el pan de cada día en su mesa y que si tan solo te acercaras a querer servirles un poco más con la misma mano sobre la boca de su copa te detendrían denotando un “¡suficiente, pero gracias!”.
No juzgo el “suficiente” o la “plenitud”, no llegó siquiera a ello, pero hay tantas cosas que atraviesan a la persona, que se les escapa por así decirlo y se percibe, tantos mensajes que afirma una postura, que confirma la mirada y que contradice el disfraz. La mera necesidad de la presunción habla de una incredulidad, de una separación, de una mentira y casi siempre de un algún dolor. Yo ya no me fijo en fachadas y cuando lo hago es por entretenimiento y cuando a veces puedo apreciar y me gusta la composición que algunos llevan puesta, en unos veo genio, en otros magia, en otros frío, en algunos vacío, en otros compañía y una que otra vez a mí misma reflejándome, encontrándome como siempre.
Pero bien no creamos todo lo que nos dicen, así como cuando vemos o leemos noticias, así pasa igual que con la gente imitan al mundo, imitan al otro y así en cadena, nunca así mismos eso sería un tanto arriesgado. Todos buscan tener el boleto ganador, el aplauso, que les vean bien alto, como que dirijan su mirada ligeramente hacia arriba cuando van pasando, ¿pero para qué?, me pregunto. ¿De qué sirve todo ese circo, todo ese cuento vendido y en alza? Satisfacciones efímeras, de esa rasquera que hace crecer el brote pero en el momento te ha dejado sin comezón.
Yo ya me he vuelto incrédula a lo que muchos me hablan, cuentan y describen, no les compro lo que me venden, ya que para mí nadie es un producto y sus vidas no son guiones editables, ¿por qué debo de fingir con ellos y pretender como ellos a que creo lo mismo que encuentro en los libros de ciencia ficción?, cuando su presencia y palabras no son congruentes. Para mí todos somos parecido y también al mundo, vulnerables, fallidos, emocionales, frágiles, con aires de valentía, con planes, miedos, unos más avanzados que otros, unos más tibios que algunos y otros pocos más sabios que muchos; pero yo conecto o nada, no crezco relaciones a base de cumplidos y para mí la percha es solo una puerta a la que se le toca tres veces y si te abren maravilloso y sino sencillamente sigo mi camino.