Coleccionista de canciones

Por Sergio Ciceña

Una de los pasatiempos, por así llamarlo, del ser humano por naturaleza es el de coleccionar cosas. Creo que no me equivoco cuando digo que casi todos tenemos la afición de coleccionar algo, lo que sea; desde revistas hasta automóviles, y tampoco me equivoco cuando digo que cualquier cosa que coleccionemos por más barato o caro que sea el artículo, a la larga nos cuesta bastante dinero y esfuerzo al tratar de conseguirlos. Y es que no es lo mismo tener dos discos de Elvis Presley a la discografía completa, con inéditos, ediciones especiales hasta sencillos y EPs. Obviamente mientras más dinero tiene el coleccionista, mayor será el valor de sus tesoros, económica e históricamente hablando.

 

Y es que en ese mundo tan aparte hay gente que gasta cientos de miles de dólares y en otros casos hasta millones por hacerse de un objeto personal que utilizó algún personaje histórico. La música no se queda para nada atrás en cuanto a artículos de colección se refiere, ya que constantemente escuchamos que se subastara equis artículo perteneciente a equis artista. Justamente a principios de semana leí en una página que el “manuscrito” original de la canción “American Pie” fue subastado por 1.2 millones de dólares en Nueva York. Me queda claro que la canción es un clásico, y cualquiera que haga un playlist de los 70’s deberá de incluir este tema de Don McLean de 1971.

Sin embargo, hay algo que no me termina de convencer, pues tengo dos ideas que no he podido aclarar: ¿por qué razón determinamos el precio final de una hoja de papel que tiene 200 años de antigüedad? Entiendo que depende de quien escribió en esa hoja y cuando, pero a lo que me refiero es al precio que uno como coleccionista o fanático llega a pagar por ese artículo.

Mi otra idea radica básicamente en el comportamiento de la gente en general; ¿realmente estamos dispuestos a pagar lo que sea (dentro de nuestras posibilidades) por un pedazo de papel con el único objetivo de poseer algo que pocos o nadie más puede tener? Sería un hipócrita si digo que estoy en contra de esto, pues finalmente no lo estoy ya que en lo personal tengo una que otra afición por coleccionar artículos musicales principalmente, pero el llegar a un grado de fanatismo excedido es lo que no considero como normal o sano.

Aunque a fin de cuentas, cada quien sabe hasta dónde está dispuesto a llevar esta afición o pasatiempo. Entre los artículos musicales que se han vendido en precios exorbitantes podemos mencionar un Rolls Royce de John Lennon, la mayoría de los violines Stradivarius que existen, la letra en papel de la canción de Bob Dylan “Like A Rolling Stone”, la Stratocaster negra de Eric Clapton, cabello de Elvis Presley, muchos accesorios de Michael Jackson como guantes y chamarras, etc.

Por lo que definitivamente hay un amplio mundo que descubrir en cuanto a memorabilia musical. El detalle más importante: El dinero para pagar todo eso.