¿Ciudad, por qué?

Por Patricia Peterson Villalobos, integrante de la Sociedad de Urbanismo Zona

Metropolitana de Tijuana, A.C. (SUZMTAC)

En los últimos siglos, la población del mundo ha tendido a concentrarse cada vez más en las ciudades. De acuerdo al Atlas de Expansión Urbana editado en el 2016, esta concentración inició con mayor fuerza a principios del Siglo XVIII, cuando menos el 10 por ciento de las personas vivía en ciudades; para 1950, solo el 30 por ciento y actualmente somos aproximadamente el 54 por ciento y se espera que aumente a 66 por ciento para 2050. Se espera que la población en las ciudades del mundo aumente de 4 mil millones en 2015 a 6.3 mil millones en 2050. En México al 2015 según Sedatu, somos el 72 por ciento los que vivimos en ciudades, la mayoría en zonas metropolitanas.

Ahora bien, ¿por qué preferimos vivir en la ciudad? Palabras mas, palabras menos, decía Aristóteles, “El que sea incapaz de entrar en participación común, o que no necesite de ella, no es más parte de la ciudad, sino que es una bestia o un Dios”. Esto es, en la necesidad natural humana de vivir en sociedad, al no poder el hombre bastarse a sí mismo, encontramos la causa formal de la ciudad.

El ser humano, de acuerdo a las ciencias biológicas, es parte del reino animal. Sus funciones biológicas básicas son iguales que las de la mayoría de los animales: comer, moverse, dormir, crecer, reproducirse. Sin embargo, a diferencia de los animales, el ser humano posee otras cualidades y necesidades, necesidades afectivas, espirituales, intelectuales, de socialización.

El hombre es, por tanto, de naturaleza social cuyas necesidades lo hacen vivir en comunidad y en esta comunidad busca cubrir sus necesidades. Así, en el transcurso del tiempo estas comunidades han crecido convirtiéndose en nuestras actuales ciudades, que han sido comparadas por diversos autores con un ser humano en el cual cada una de las partes cumple con una función y donde la falta de una de las partes ocasiona un desequilibrio del funcionamiento integral que impide cumplir con su función primordial: cubrir las necesidades humanas.

Desde este punto de vista y considerando que las ciudades son conformadas por el hombre y para el hombre, es que se debe considerar que las ciudades igualmente tienen necesidades que van más allá de lo fisiológico. Esto es, más allá de necesitar vialidades, agua, saneamiento y electricidad. Dentro de las necesidades del hombre se encuentra como necesidades primarias, al igual que las fisiológicas, las de seguridad: seguridad física (preservación del organismo), y seguridad psicológica (conservación de la personalidad, identidad propia, sentirse dueño de su destino) estas dos con el mismo nivel de importancia.

Como se comentó anteriormente, la naturaleza social del hombre lo hace vivir en sociedad y conformar las ciudades, siendo esta la función última de una ciudad.  Le da al hombre un marco para desarrollarse y cubrir sus necesidades. Por supuesto la concentración tan fuerte de la población en las ciudades ha tenido grandes costos como desigualdad, segregación e inseguridad, además de contaminación, congestión, deterioro y vulnerabilidad, costos a los que tenemos que hacer frente de manera individual y actuando en comunidad.