Campañas electorales, más de lo mismo pero con cubrebocas

Por Héctor Fernando Guerrero Rodríguez

Como en cada ocasión cuando como pueblo nos enfrentamos -o mejor dicho- sufrimos los periodos electorales, empezamos a ver un revuelo y una parafernalia de candidatos, propuestas, pseudo propuestas, audios, videos, encuestas telefónicas entre otras cosas que en lo que único que se ha diferenciado esta vez de periodos anteriores es que a los aspirantes a puestos políticos los ves portando un cubrebocas y que los debates son virtuales. De ahí en fuera se puede decir que es más de lo mismo.

Algunos candidatos son los mismos de siempre con el partido de siempre; los partidos de siempre pero donde la novedad es ver con quién se aliaron para esta contienda; algunos rostros nuevos respaldados por los rostros de antes; y tal vez alguno que otro rostro nuevo con muy buenas propuestas, pero con poco respaldo de las grandes estructuras de siempre y que termina siendo como una especie de voz de clama en el desierto con pocas posibilidades de éxito.

Si se quiere ver todo esto de una forma pragmática y de manera análoga con el mundo del capital humano, en realidad todo se reduce a un grupo de candidatos que pretenden convencer a su posible empleador a que les dé la oportunidad de ocupar el puesto al que aspiran.

Como en la mayoría de los procesos de selección, el empleador deberá revisar la trayectoria de los candidatos, sus logros anteriores, su estabilidad laboral, experiencia en el sector y en ocasiones hasta antecedentes penales según lo delicado de la función que desempeñará. Pero para esto, como empleadores se debe saber qué perfil se requiere para la vacante y a qué retos se enfrentará la persona que sea contratada.

A partir de ahí, es posible que veamos candidatos que buscan ser recontratados para el mismo puesto que tuvieron en el pasado; o quizá algunos que buscan que se les contrate de nuevo, pero ahora en un puesto de mayor jerarquía. Sólo hay que revisar cómo se desempeñaron anteriormente para poder proyectar cómo pueden hacerlo en un futuro.

Habrá quienes han sido exitosos en el pasado en sectores totalmente distintos como el del entretenimiento o bienes y raíces, pero la cuestión a indagar es si las competencias con las que cuentan les serán de utilidad en la función que pretenden ejercer para poder ser igual de exitosos.

Hay quienes vendrán recomendados por algún alto ejecutivo o el mismo presidente de la empresa, aunque no tengan la menor idea de lo que deben hacer y lograr. Llegarán algunos candidatos como una buena idea, pero sin tanta idea a lo que vienen, pero ahí andan. Y sin lugar a duda también habrá buenos candidatos, con total claridad de lo que se debe hacer, cómo debe hacerse y con qué recursos, es decir, cumplen con el perfil que se requiere pero que serán ignorados o no seleccionados porque a lo mejor no supieron presentar sus propuestas de manera convincente (no se supieron vender), no cuentan con el respaldo de “alguien de peso” o simplemente el empleador (en este caso el electorado) no tuvo la capacidad o conocimiento suficiente para detectarlo y se dejaron llevar por alguien con mejor labia.

En estas próximas elecciones es importante analizar qué tipo candidato es al que se apoya: al que busca la recontratación, al que busca un ascenso, al que viene recomendado por el “gerente general” de la empresa, al que no sabe ni donde está parado o al que viene como una opción viable con posibilidades de éxito para nuestra región y localidad.

Tal vez uno de los problemas de tanto fracaso con quienes nos han gobernado, es que la gran mayoría de los candidatos políticos creen que como llegan al puesto como resultado de elecciones se sienten elegidos, cuando en realidad son electos. De ahí la importancia de que como electorado, primero salgamos a votar y que lo hagamos por la persona correcta para el puesto correcto, de lo contrario todo terminará en más de lo mismo.