Por Maru Lozano Carbonell
Cuando estamos en un grupo, ya sea familiar, escolar, laboral o social, todos deseamos tener un vínculo horizontal marcado por el afecto, el amor desinteresado, la confidencialidad y la colaboración. A esto le llamamos amistad.
Muchos dicen que en el trabajo no hacemos amistades reales, pero yo considero que es un lugar en donde estamos muchas horas conviviendo y claro que se dan conexiones. Es como si me dijeras que no tuviste amigos en la escuela, en la colonia, en la maestría, ¡claro que sí! Si practicas la honestidad, el respeto y la responsabilidad en todo momento, se puede gozar de grandes amistades.
Se supone que en una amistad existe el apoyo emocional y seguridad en los momentos difíciles. Analiza cómo y dónde conociste a esas personas que, aunque no frecuentes tanto, están para ti y viceversa.
Estando en la oficina, cuando se comparte el comedor y se supone que somos lindos, sucedería que de repente ya en acción laboral uno le dice al otro: “Tú recoges y pones la alarma, adiós…”. Cuando a lo mejor a ti ni te toca hacer eso pero la “amistad” de comedor hace que se entienda que uno debe tapar al otro, cubrirse entre sí y eso cansa. ¿Era amistad? Desde luego que no. Y qué bueno que suceden cosas que delatan la relación para marcar el límite y poder fluir.
Amistades y camaradería sí que pueden existir, solo que cuando a uno le suban de puesto, ya no podrá ser parejo si no se habla con el amigo para delimitar lo que debe ser labor y lo que debe ser amistad. Conforme uno avanza en la vida, los caminos y la experiencia nos van vinculando con seres que de momento comparten lo mismo y esto no debe amarrarnos a recibir y festejar todos los memes que nos manden, a asistir absolutamente a todos los eventos o trayectos que uno de los dos tiene que recorrer ya que en la amistad, el respeto por el espacio es vital.
Si detectas que tu amigo tiene terror a estar solo, critica constantemente a los demás o hieren, son dependientes emocionales e inseguros de sí mismos; si te desgasta en lugar de hacerte sentir bien, ponle espacios y pausas al vínculo para que de verdad puedas crecer sanamente. Si tu hijo, tu familia, tus compañeros te dicen que estás mucho con tal o cual persona, es una alerta a la que debes poner atención.
Frases que puedes utilizar son: “Prefiero comer después, muchas gracias”. “Hoy no saldré, muchas gracias”. Siempre hablando desde ti sin explicar, porque si lo haces, seguro el otro te pondrá soluciones para que le sigas. Viendo a los ojos, diciendo su nombre, la frase y listo. Esto es decir “no”. Y un “no” amable sin titubeos, ayuda a cercar tu área emocional.
¿Qué hace un buen amigo? ¡Aparece y desaparece! ¡Te felicita y se emociona cuando compartes! ¡Se dan tiempo! ¡Ambos quieren compartir ciertos momentos! Amistad viene de amigo y amigo de amor.
Este catorce de febrero celebremos amar con esa distinción de que amar a un compañero de trabajo es diferente a amar a un hermano, a un maestro, a un familiar, etc. Cada quién da y recibe afecto diferente y eso hace que nuestro abanico de posibilidades sea infinito. Así que ¡muchas felicidades!