Por GUADALUPE RIVEMAR
Quién era Vidal Pinto, por qué se le dedica una tarde en la sala de video del CECUT como parte de las VII Jornadas Vizcaínas, qué hace un grupo de fotógrafos de Tijuana escuchando, recordando anécdotas, imágenes, frases de este tal Vidal. El coordinador general de las jornadas, Jaime Chaidez, menciona que Vidal era un “adivino de la luz” y le decía que no era posible lograr una buena imagen fotográfica entre las once de la mañana y tres de la tarde.
Vidal Pinto fue un fotógrafo tijuanense que falleció hace un año. Alguien comentó que antes de Mapplethorpe, Vidal hacía ya desnudos fotográficos masculinos. Creaba y recreaba. Eran hombres, formas, músculos, piel negra, torsos magníficos a la luz y a la vida gracias al arte del fotógrafo tijuanense que según recordó una de Las hijas del cuarto oscuro, Rosa Vázquez, hizo del pasaje Rodríguez su espacio favorito; ahí tuvo oportunidad de convivir más de cerca con él. No me enseño como hacer fotografía dijo Rosa, pero si me enseñó a amar la fotografía.
Recordó el artista y promotor Cesar Borja que Vidal no solamente destacó como un maestro de la lente, sino también en la serigrafía donde obtuvo varias distinciones. Era un perfeccionista en la música, en la fotografía y en la serigrafía. Ahí estaban en la sala, otros fotógrafos dando constancia de su reconocimiento y aprecio por el colega y el amigo: Manuel Bojórquez, David Maung, Lorenzana y entre otros, Pablo Guadiana investigador ensenadense, autor del libro Letras de luz, donde incluye una amplia entrevista con Vidal.
“Mucha gente no ve lo que yo y viceversa” se lee en la entrevista donde Vidal explica que hace fotografía para compartir lo que el veía. Vidal revela en la entrevista que realizó su primera fotografía de desnudo siendo muy joven en 1956. Y enfatiza: “…no hay dos cuerpos iguales. Todos los músculos son diferentes, todos actúan de manera distinta con el movimiento, la reflexión de la piel cambia totalmente de una persona a otra. Aun en el mismo cuerpo, la luz se refleja de un modo en el brazo y de otro en la mano…” Mientras los amigos evocaban, Chaidez maniobraba una laptop y proyectaba imágenes de Vidal en la intimidad de su departamento en el centro de Tijuana, o en exposiciones en diferentes recintos culturales de la ciudad.
Este tal Vidal ha resultado ser todo un personaje, pionero en la fotografía del desnudo masculino, pulcro en sus resultados. Todos los que asistimos a esta actividad de las Jornadas Vizcaínas, lo conocimos. No obstante, me pregunto por qué no se asoman las jóvenes generaciones de artistas a conocer el trabajo y la trayectoria de quienes los anteceden. Hay que aplaudir la labor de los organizadores y particularmente del Seminario de Cultura Mexicana por lanzar el reflector hacia artistas como Vidal y sin embargo, valdrá la pena hacer el esfuerzo por acercar de alguna manera a los jóvenes para que el día de mañana, cuando se mencione a Vidal Pinto, sepan que el tal Vidal era nada menos que “el adivino de la luz”.